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Hepatitis: qué es la hepatitis, tipos y tratamiento

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La hepatitis es una inflamación del hígado producida por diversos virus. En un porcentaje considerable de personas, al no tener síntomas apreciables, el hallazgo de esta enfermedad es fortuito.

Desde hace diez años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el Día Mundial contra las hepatitis vírica en el mes de julio. Y es que las hepatitis virales son enfermedades transmisibles ; siendo una de las enfermedades infecciosas más frecuentes y suponiendo un problema a nivel mundial, por lo que se hace necesaria la promoción de medidas de prevención y control. Por ello, creemos importante hablarte de que es la hepatitis, qué tipos existen y cuáles son sus causas.

¿Qué es la hepatitis y por qué se produce?

La hepatitis es una inflamación del hígado provocada por el contacto con los virus de la hepatitis (es la causa más habitual) o también puede deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (alcohol o drogas), medicamentos o enfermedades autoinmunitarias.

Puede ocurrir que se trate de un proceso agudo y pasajero o bien puede tratarse de un proceso crónico que, según la OMS puede evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado.

Síntomas

Los síntomas más habituales son:

  • Malestar general.
  • Cansancio.
  • Náuseas.
  • Pigmentación amarilla de piel y mucosas (ictericia).
  • También se incluyen otros como: pérdida de apetito, orina oscura y deposiciones pálidas.

¿Cuál es la más leve?

La hepatitis A suele ser la menos grave de todas ya que no puede ser crónica y no causa daño permanente en el hígado. Una vez que la persona padece de ella, su sistema inmune produce anticuerpos contra el VHA y esto le protege de sufrir nuevas infecciones. En un pequeño porcentaje de los casos, el cuadro clínico se complica con fallo hepático o fallecimiento.

¿Qué tipo es la más mortal?

  • La hepatitis B es potencialmente mortal ya que puede dar lugar a complicaciones que provoquen la muerte al paciente como son la cirrosis y el carcinoma hepatocelular. Afortunadamente, desde 1982 existe una vacuna contra esta enfermedad, cuya eficacia estimada es de un 95%.
  • La hepatitis C también conllevan un alto riesgo de muerte por cirrosis o cáncer hepático. La diferencia con la B es que no dispone de vacuna, aunque sí que tiene cura en la actualidad.

¿Cuántos tipos hay y cómo se puede contagiar?

En total existen cinco virus de hepatitis, catalagodos de la A a la E (A, B y C son las más frecuentes). En concreto, los tipos B y C son los más proclives a generar que la enfermedad sea crónica y son la causa más frecuente de cirrosis hepática y cáncer.

A continuación te damos el detalle sobre los diferentes tipos de hepatitis.

La hepatitis A o hepatitis infecciosa (VHA)

Está provocada por el virus de la hepatitis A (VHA), su transmisión en relativamente fácil y los síntomas suelen ser de carácter leve y no se cronifica (no daña al hígado de forma permanente). Los síntomas de de la hepatitis A son:

  • Cansancio.
  • Ictericia: piel de color amarillento.
  • Inapetencia.
  • Náuseas y vómitos.
  • Orina de color oscuro.

¿Cómo se puede contagiar la hepatits A? El mecanismo de transmisión de la hepatitis A se produce:

  • Vía fecal u oral, a través del consumo de agua o alimentos contaminados.
  • Por el contacto de una persona infectada con otra por una mala higiene personal.
  • Falta de lavado de manos.
  • A través del sexo oro-anal.

Como indicábamos, muchos casos de las infecciones por hepatitis A son leves, y la mayoría de la gente tiene una recuperación completa y crea inmunidad a otras futuras infecciones causadas por este virus. No obstante, también pueden darse infecciones de VHA graves y potencialmente mortales.

La hepatitis B o sérica (VHB)

Esta es producida por el virus de la hepatitis B (VHB) y tiende a cronificarse con facilidad (se considera crónica a partir de los 6 meses), aunque algunos pacientes se curan completamente y se vuelven inmunes al virus.

La mayor parte de los infectados no experimentan síntomas en la fase aguda (o transcurre como si fuera una gripe), aunque algunos pacientes presentan durante algunas semanas síntomas similares a los de la hepatitis A.

¿Cómo se puede contagiar la hepatits B? La transmisión de la hepatitis B se produce a través de fluidos corporales infectados (sangre, semen, secreciones vaginales, saliva, lágrimas y orina de individuos infectados). Existen portadores crónicos que no presentan síntomas pero sí que pueden transmitir el virus. La transmisión suele producirse:

  • Compartiendo jeringuillas contaminadas con sangre de otra persona contagiada por el virus durante el consumo de drogas.
  • Por contacto con material infectado como agujas de tatuajes, piercings o acupuntura.
  • Mantenido relaciones sexuales con una persona infectada por dicho virus sin protección.
  • Durante el parto o lactancia de una madre contagiada, esta puede trasmitírselo al bebé. Esto ocurre en el 90% de los casos si no son protegidos de forma adecuada.
  • Compartiendo material de higiene personal o sanitario como cepillos de dientes o maquinillas de afeitar.
  • Por una transfusión de sangre contaminada por el virus. Actualmente esta vía es poco usual dados los controles y medidas exhaustivas que se han desarrollado en los últimos años.
transmisión de hepatitis a través de jeringuillas infectadas

La hepatitis C (VHC)

Está causada por el virus de la hepatitis C, y suele cronificarse en un 85% de los casos. En la mayoría de los pacientes permanece asintomático, aunque la enfermedad puede progresar lentamente existiendo un riesgo de sufrir cirrosis o cáncer hepático. En la mayoría de los casos, se suele descubrir de forma casual en análisis o porque dan la cara síntomas por su cronicidad y complicaciones.

¿Cómo se puede contagiar la hepatits C? Principalmente la hepatitis C se transmite también por:

  • La exposición a la sangre infectada. Esto puede ocurrir a través de: transfusiones sanguíneas y productos contaminados con el VHC, las inyecciones contaminadas durante los procedimientos médicos, y mediante el uso de drogas inyectables.
  • La transmisión sexual es posible, pero es mucho menos común.

Hepatitis D o delta

Esta es la hepatitis más grave y el virus que la provoca es el virus de la hepatitis D (VHD). Este virus necesita la infección por el virus de la hepatitis B para poder sobrevivir en el ser humano. Por ello, el paciente que esté infectado por él también tiene el VHB, y esto pasa en un 5% de los casos de VHB. Los síntomas agudos en una infección simultánea de ambos virus son parecidos a los de la hepatitis A, aunque pueden ser más graves.

En el caso de que la infección del VHD sea posterior a la del VHB, no suele existir un cuadro con síntomas agudos graves, pero la infección por VHD tiende a cronificarse con más facilidad y desembocar en una cirrosis en pocos años y presentar un alto riesgo de cáncer hepático.

Hepatitis E (VHE)

Al igual que el virus de la hepatitis A, se transmite a través del consumo de agua o alimentos contaminados. La hepatitis E es una causa frecuente de brotes de hepatitis en las regiones y países en desarrollo y es reconocida como una causa importante de enfermedades en los países desarrollados.

hepatitis tratamiento

Tratamiento para la hepatitis

En caso de padecer cualquiera de las formas de hepatitis, es importante consultar con un especialista y seguir sus consejos. En cada tipo de existen unos tratamientos, aunque en algunos casos la hepatitis se cronifica y hay que convivir con ella manteniendo unos hábitos de vida saludable y con las correspondientes revisiones médicas. A continuación, comentamos algunos de los tratamientos que existen en la actualidad:

  • La hepatitis A se cura sin tratamiento en la mayoría de los casos.
  • En la hepatitis B existen diferentes tratamientos:
    • Medicamentos para la hepatitis B crónica: por via intravenosa (p.e. Interferon) o por vía oral (p.e. Adefovir)
    • Trasplante de hígado: Esto es posible si el virus provoca un daño hepático grave que produzca insuficiencia hepática cuyos síntomas son:
      • Picajón generalizada.
      • Más tiempo de lo habitual para que se interrumpa un sangrado.
      • Formación de moratones con facilidad.
      • Hinchazón de estómago o tobillos.
      • Vasos sanguíneos en forma de araña.
    • Detección temprana del cáncer y tratamiento de éste en caso de derivar en él.
  • Con respecto a la hepatitis C, en los últimos años ha habido un enorme avance. Los tratamientos actuales pueden curar esta afección:
    • Medicamentos antivirales: La elección del tratamiento depende del tipo de hepatitis C, la presencia de daño hepático y otras afecciones o tratamientos anteriores. Gracias a la investigación, actualmente estos medicamentos obtienen mejores resultados, en menor tiempo y con menos efectos secundarios.
    • Transplante de hígado: Este recurso se utiliza en caso de que las complicaciones que hayas sufrido sean graves. Pero, en la mayoría de los casos, la infección puede aparecer y entonces se requiera de un tratamiento con medicación antiviral para evitar daños en el hígado transplantado.
  • En el caso de la hepatitis D, se debe de tratar junto a la hepatitis B. Muchos de los medicamentos que sirven para el VHB no sirven para el VHD. El medicamento adecuado es el interferón alfa, y un transplante en caso de hepatitis B crónica terminal.

Importancia de la prevención y la detección precoz

De acuerdo con las diferentes formas de transmisión posible de las hepatitis virales, resulta importante destacar que, en primer lugar, una detección precoz permite que los infectados tomen medidas para evitar el contagio a otras, además de favorecer la intervención médica temprana que sea necesaria, ya que hay muchas personas que desconocen que están infectadas.

En segundo lugar, existen varias formas de prevenir la infección:

  • Hay vacunas seguras y eficaces disponibles para la prevención de la hepatitis A y B.
  • El tamizaje de la sangre utilizada para transfusiones puede prevenir la transmisión de la hepatitis B y C.
  • Los equipos de inyección esterilizados protegen contra la transmisión de la hepatitis B y C. Por ejemplo, esto puede tenerse en cuenta a la hora de realizarse tatuajes solo en lugares autorizados.
  • Las relaciones sexuales seguras, con uso de preservativo, protegen contra la transmisión de la hepatitis B y C.
  • Para los usuarios de drogas inyectables, si no evitan su consumo, es vital no compartir jeringas para prevenir la transmisión de la hepatitis B y C.
  • Agua y alimentos inocuos, seguros, favorecen la protección contra la hepatitis A y E.

Problema de salud pública

Objetivo 2030

En este ámbito, el Ministerio de Sanidad tiene como objetivo eliminar las hepatitis víricas como problema de salud pública en el año 2030. Para conseguirlo, está llevando a cabo acciones preventivas y relacionadas con el acceso equitativo al tratamiento, dentro del Plan Estratégico de Abordaje de la Hepatitis C (PEAHC), alineado con la estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas (2016-2021).

De acuerdo con el último estudio de seroprevalencia de infección por el VHC del que informa el ministerio, se calcula que más de 74.000 personas tendrían una infección activa en España. De estas, 22.478 no estarían diagnosticadas, según datos de entre 2017 y 2018.

Nueva guía de cribado y efectividad en España

Por este motivo, la administración ha publicado una nueva guía de cribado de la infección por hepatitis C, en cuyo documento se insiste en que las características de la situación epidemiológica hacen que esta infección siga siendo un problema de salud pública. Y es que más del 80 % de las personas con infección por el VHC tienen antecedentes de exposiciones de riesgo para la transmisión. La prevención es, por tanto, clave en el abordaje de la infección.

En cuanto al tratamiento, el Ministerio señala que, entre enero de 2015 y julio de 2019, en España se han tratado con antivirales de acción directa a 132.851 pacientes con una efectividad terapéutica del 95,7 %, lo que implica una mejora de calidad de vida y supervivencia en el paciente, además de impedir la transmisión de la infección.

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