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¿Por qué no deberías usar chanclas para hacer turismo?

No usar chanclas turismo

En verano, tenemos que cuidar de nuestros pies más de lo que solemos hacerlo durante el año. Por ello, no podemos llevar zapatos cerrados, ya que esto puede provocar ciertas patologías por la excesiva sudoración del pie. A pesar de esto, no todos los zapatos abiertos son adecuados para ciertos contextos, y tendremos que seleccionarlos según nuestras necesidades y el terreno en el que los vayamos a usar. Sobretodo si nos vamos de vacaciones a conocer nuevos lugares. A continuación, te daremos algunos consejos para el cuidado de tus pies, y para que es cojas el mejor calzado para verano.

¿Por qué las chanclas no son el mejor calzado para verano?

Es posible que las chanclas sean el calzado más utilizado durante el verano, pero, como veremos, no es la mejor opción. Comentamos a continuación algunos de los inconvenientes de su uso:

  • Pueden provocar lesiones en las articulaciones: Uno de los principales problemas que pueden surgir es la fascitis plantar. Esta afección consiste en una inflamación en la fascia plantar (una fuerte y gruesa lámina de tejido fibroso situado en la planta del pie). Esto ocurre al utilizar calzado plano como las chanclas, tras largos periodos de reposo y sedentarismo, correr largas distancias y andar sobre terrenos desfavorables. Además, las chanclas pueden ocasionar lesiones en los tobillos dada la poca sujeción que tienen, y en la rodilla o en la cadera ya que modifica la marcha normal. Además, debido al sobreesfuerzo que hacen los dedos para sujetar las chanclas, puede producirse lesiones como los dedos en garra, juanetes o metatarsalgia (dolor en la zona anterior del pie).
  • Inestabilidad: Esto crea mayor riesgo de padecer torceduras y esguinces, además de un mayor riesgo de resbalones y accidentes.
  • Rozaduras, quemaduras y ampollas: Esto se debe a que los pies, cuando usamos chanclas, están al descubierto, algo que puede provocar que sufran de quemaduras si no nos ponemos crema solar, o rozaduras y ampollas por el contacto con el suelo, la sudoración y la dilatación de los pies por el calor.

¿Cómo debe ser el calzado que uses en verano?

El calzado durante el verano ha de ser ligero, flexible, cómodo y transpirable, que no se salga y que el pie quede holgado en el interior, aunque bien sujeto. Cada tipo de zapato tiene su momento y utilidad:

  • Chanclas: Son muy útiles para prevenir el contagio de papilomas y hongos en lugares húmedos como piscinas y duchas comunes. Pero han de limitarse a este uso, por lo que hemos comentado anteriormente.
  • Deportivas: Se deben de limitar a actividades deportivas y con calcetines de algodón. Durante el verano este calzado, usado de manera prolongada, produce mucha sudoración, caldo de cultivo para los hongos.
  • Mantener un mínimo de tacón, ya que los zapatos planos, a pesar de parecer más cómodos, producen un cambio en la marcha y en la estabilidad que perjudica a las articulaciones.
  • El calzado debe ser de tejidos naturales para que sea transpirable. Evitar las suelas de goma ya que potencian la sudoración y, en cambio, usar zapatos con suela de cáñamo o esparto.

Cuidados de los pies en verano

Como hemos visto, los pies son una parte del cuerpo que puede sufrir mucho con el calor del verano. Por ello te damos una serie de consejos prácticos para su cuidado:

  • Si te salen rozaduras y ampollas debes curarlas y no volver a usar durante un tiempo el calzado que las provocó. En el caso de las ampollas, debes explotarlas, pero no quites la piel, ya que le sirve de protección a la herida. Además, puedes usar povidona yodada para su cura.
  • Usar protección solar en los pies, incluso en el dorso. Esta zona de nuestro cuerpo puede ser más descuidada cuando nos untamos crema, pero el protegerla nos evitará padecer las incómodas quemaduras en esta área.
  • Secar los pies muy bien después de los baños, incidiendo especialmente entre los dedos de los pies.
  • En esta época, la hidratación en los pies es fundamental para evitar las incómodas grietas en los talones que pueden llegar a sangrar. El pie en verano se seca mucho más que en otras épocas del año, entre otras cosas por el uso de sandalias y la mayor exposición del pie al exterior, por lo que debemos incidir más en su hidratación.

También recomendamos acudir a un podólogo para un tratamiento y valoración del estado de tus pies para el verano. El tratamiento suele versar en el limado de callosidades, fresado de talones, corte y limado de uñas.

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