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¿Qué es la sarcopenia y cómo evitar la pérdida muscular?

Mujer haciendo ejercicio para prevenir la sarcopenia

La pérdida de masa muscular es un proceso silencioso que puede empezar antes de lo que pensamos y afectar directamente nuestra salud, movilidad e independencia. 

La sarcopenia es una condición que a menudo pasa desapercibida hasta que los síntomas son evidentes, pero conocerla a tiempo es la clave para prevenirla. 

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En este artículo, desde Aegon, vamos a explicarte qué es, por qué aparece, cómo detectarla y qué hábitos pueden ayudarte a mantener unos músculos fuertes durante toda la vida.

¿Qué es la sarcopenia y por qué aparece?

Cuando hablamos de qué es la sarcopenia, nos referimos a una pérdida progresiva de masa, fuerza y función muscular relacionada con el paso del tiempo. 

Aunque muchas personas la asocian a la vejez, la realidad es que puede comenzar a desarrollarse antes de los 50 años. La definición de sarcopenia  no sólo incluye una pérdida visible de músculo, sino también un descenso en el rendimiento, la coordinación y la capacidad para realizar tareas cotidianas.

La musculatura no sólo nos permite movernos: actúa como reserva metabólica, interviene en el control del azúcar en sangre, protege nuestras articulaciones y contribuye a mantener la postura y el equilibrio. 

Por eso, cuando aparece la sarcopenia, el riesgo de caídas, fracturas y limitaciones funcionales aumenta de manera significativa.

En el caso de la sarcopenia en mujeres, suele corresponder a cambios hormonales asociados a la menopausia

La disminución de estrógenos modifica el metabolismo muscular, la distribución de grasa corporal y también el funcionamiento del sistema óseo.

En esta etapa, el cuerpo está más predispuesto a perder masa muscular y disminuir la fuerza, lo que explica por qué las mujeres necesitan cuidar aún más su musculatura. 

La buena noticia es que la sarcopenia no es un destino inevitable. 

Es un proceso que podemos frenar e incluso revertir con intervención temprana, ejercicio físico y una alimentación correcta.

Principales causas de la sarcopenia

Las causas de la sarcopenia son múltiples y pueden combinarse entre sí. 

No existe una única razón por la que alguien pierde músculo; normalmente es consecuencia de una suma de factores. 

Entre los más importantes encontramos:

1. Envejecimiento

Con los años, el cuerpo reduce su capacidad para sintetizar proteínas musculares. A esto se suma que los niveles de hormonas anabólicas como testosterona o estrógenos disminuyen. Esta combinación favorece el desgaste y la pérdida de fuerza.

2. Sedentarismo

La falta de movimiento es el desencadenante más acelerado de la pérdida muscular. Cuando dejamos de estimular los músculos, estos se reducen en tamaño, capacidad y resistencia. Una persona sedentaria puede perder fuerza más rápido que una persona activa, incluso si no existe una enfermedad de base.

3. Alimentación inadecuada

La falta de proteínas, vitaminas, minerales y energía suficiente provoca un descenso en el volumen muscular. El músculo requiere nutrientes para mantenerse y regenerarse; cuando no los recibe, el cuerpo recurre al tejido muscular como recurso energético.

4. Estrés y mala calidad del sueño

La falta de descanso afecta a las hormonas relacionadas con la reparación y el crecimiento muscular. Dormir poco reduce la recuperación después del ejercicio y favorece la fatiga y el cansancio.

5. Enfermedades crónicas

La obesidad, la diabetes o la inflamación crónica pueden acelerar la sarcopenia. El exceso de grasa corporal dificulta la función muscular y empeora el equilibrio metabólico.

Entender qué factores intervienen es el primer paso para poner freno a la pérdida muscular. 

La prevención empieza antes de que la debilidad se haga evidente.

Síntomas más frecuentes de la sarcopenia

Los síntomas de la sarcopenia pueden aparecer de manera gradual. 

Muchas veces se confunden con cansancio normal o envejecimiento, pero existen señales muy concretas que nos ayudan a reconocerla:

  • Dificultad para cargar objetos que antes no suponían esfuerzo.
  • Sensación de debilidad en brazos y piernas.
  • Menor velocidad al caminar o cansancio al subir escaleras.
  • Reducción visible del volumen muscular.
  • Dolor o rigidez al moverse.
  • Pérdida de equilibrio o estabilidad.
  • Menor resistencia física en actividades cotidianas.

Una característica poco comentada es que la sarcopenia puede afectar también a la postura corporal, generando cambios en la forma de caminar, sentarse o levantarse.

Mujer con dolor lumbar asociado a la sarcopenia

¿Cómo detectar la sarcopenia en etapas iniciales?

La detección temprana es fundamental para actuar a tiempo. 

La sarcopenia no se identifica únicamente mediante el peso o el índice de masa corporal, ya que una persona puede mantener su peso total y haber experimentado una gran pérdida de músculo.

Algunas señales que pueden indicar un inicio temprano son:

  • Fatiga muscular rápida.
  • Dificultad para levantarse del suelo o de una silla sin apoyo.
  • Falta de estabilidad al caminar.
  • Piernas que se sienten “flojas’’ o sin fuerza.

Existen pruebas clínicas utilizadas por profesionales como el test de fuerza de agarre, estudios de composición corporal o mediciones de potencia muscular. Pero uno de los mejores recursos es escuchar al propio cuerpo: cuando lo cotidiano empieza a costar más, es momento de actuar.

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Ejercicios para prevenir o retrasar la sarcopenia

El músculo es un tejido vivo que responde al estímulo. 

Si lo entrenamos, mejora; si no lo hacemos, se deteriora. 

Cuando hablamos de ejercicios para la sarcopenia, el entrenamiento de fuerza es la herramienta más eficaz para prevenirla o incluso revertirla en sus primeras fases.

Los mejores ejercicios son:

  • Sentadillas.
  • Elevaciones de cadera.
  • Peso muerto con bandas, mancuernas o propio peso.
  • Flexiones adaptadas.
  • Remo con bandas elásticas.
  • Zancadas o pasos laterales.

Estos movimientos no sólo fortalecen el músculo, sino que también mejoran el equilibrio, la coordinación y la movilidad general.

El ejercicio aeróbico también es beneficioso, pero por sí solo no detiene la pérdida muscular. 

Caminar, nadar o montar en bicicleta complementan el trabajo de fuerza, pero no lo sustituyen.

La clave no es entrenar mucho, sino entrenar bien y de forma regular. Incluso las personas principiantes pueden obtener resultados rápidos cuando incorporan progresión y constancia.

Recomendaciones según edad y condición física

No existe una única forma de entrenar válida para todos. 

Lo ideal es adaptar el ejercicio a la edad y nivel físico:

  • Adultos jóvenes: pueden enfocarse en aumentar masa muscular y capacidad física.
  • Mayores de 50: deben priorizar la fuerza, el equilibrio y la movilidad.
  • Personas con limitaciones: es recomendable iniciar con ejercicios suaves y supervisados.

En la etapa de menopausia, las mujeres encuentran aún más beneficios al realizar trabajo de fuerza, porque ayuda a conservar la masa muscular y mejorar el metabolismo. 

Consejos de alimentación y hábitos para fortalecer los músculos

La alimentación es tan importante como el ejercicio. Para mantener los músculos fuertes, es necesario proporcionar al organismo los nutrientes adecuados. Una dieta orientada a prevenir la sarcopenia debería incluir:

  • Proteína suficiente en cada comida (pescado, huevo, legumbres, tofu).
  • Vitaminas y minerales esenciales.
  • Grasas saludables.
  • Hidratos de carbono de calidad.
  • Consumo adecuado de agua.

La alimentación antiinflamatoria y rica en antioxidantes es especialmente interesante para retrasar el envejecimiento muscular. 

Además de la alimentación, existen hábitos clave para fortalecer los músculos:

  • Mantener un descanso nocturno adecuado.
  • Reducir el estrés.
  • Evitar alcohol y tabaco.
  • Mantener un estilo de vida activo, incluso fuera del entrenamiento formal.

Algo tan simple como caminar diariamente, subir escaleras o cargar pequeñas bolsas puede suponer una gran diferencia a largo plazo.

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Conclusión

La sarcopenia no es sólo una consecuencia del paso del tiempo, sino un proceso que podemos controlar con hábitos y decisiones conscientes. 

Adoptar un estilo de vida activo, practicar ejercicios para prevenir la sarcopenia de fuerza y cuidar la alimentación permite conservar la fuerza, la independencia y la salud muscular. 

La prevención empieza mucho antes de que aparezcan los síntomas, por lo que cuanto antes comencemos, mejores resultados obtendremos. 

Prevención, movimiento y nutrición son la receta para mantener los músculos fuertes en cualquier etapa de la vida.

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Porque cuidar de tu salud es cuidar de tu familia. 

Fuentes:

Fundación española de Reumatología

Túa Saude

Quirón Salud

Mayo Clinic

Etiquetas:
Aegon

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