¿Qué hacer si sufres una tendinitis?

deportista corriendo por una carretera

Sufrir una tendinitis es mucho más común de lo que podemos llegar a pensar, por lo que es importante saber cómo tratarla cuanto antes y de forma adecuada.

Como es probable que ya sepas, la tendinitis es una inflamación de un tendón, la estructura fibrosa que une el músculo con el hueso. Dicha inflamación se produce, generalmente, por un sobreuso de los tendones. 

Además, es muy común que se convierta en una patología crónica que tiene una alta tasa de reincidencia y que provoca dolor y aumento de la sensibilidad alrededor de las articulaciones. 

Causas de la tendinitis

Uno de los principales motivos por los que se suele dar la tendinitis, es como consecuencia de una sobrecarga muscular o una lesión. A pesar de ello, también se puede dar por el desarrollo de otra patología o por la edad, ya que al envejecer nosotros, los tendones van perdiendo su elasticidad y se puede producir su completa degeneración. 

Es importante tener en cuenta que la tendinitis se puede producir en cualquier tendón del cuerpo. Las zonas más comunes suelen ser: los hombres, los talones, los codos y las muñecas. 

Como ya hemos mencionado anteriormente, existen patologías que pueden provocarnos tendinitis y unas de las principales son: diabetes de tipo 1 y 2 y la artritis reumatoide

Además, la presión que pueden ejercer algunos tipos de calzado, puede agravar algunos tipos de tendinitis, como la tendinitis aquílea

Síntomas de la tendinitis

Sus principales síntomas son: 

  • Dolor y sensibilidad en la movilización del tendón, que se agudizan en las zonas cercanas a las articulaciones. 
  • Intensificación e incremento del malestar y el dolor con el movimiento o la realización de alguna actividad
  • Dolores durante la noche

En la primera fase de la tendinitis, solo molesta tras realizar alguna actividad física. Cuando aumenta al grado 2 también duele al hacer ejercicio, y en el grado 3 ya molesta durante la práctica del deporte, aunque no suele ser una molestia que obligue a parar. Es en la fase 4 cuando incapacitan casi totalmente para hacer ejercicio.

Formas de prevención de la tendinitis

Hay que tener muy en cuenta que no curar bien una tendinitis tiene como consecuencia que se produzcan problemas a largo plazo. Además, si la inflamación se prolonga durante un plazo de tiempo muy largo, el riesgo de lesiones y de rupturas de tendón se incrementa muchísimo más. 

Para prevenir esta patología, los expertos recomiendan: 

  • Para realizar las actividades deportivas, es fundamental realizar un buen calentamiento de manera previa.
  • Hay que evitar realizar movimientos repetitivos que puedan llegar a sobrecargar el tronco superior y el inferior. En caso de que realicemos una práctica deportiva que requiera especialmente las repeticiones, es conveniente alterar las series con periodos de descanso y recuperación.
  • Debemos ejercitar de manera correcta todos los grupos musculares para mantener una buena flexibilidad y fortaleza. 
  • Mantener una buena hidratación es fundamental. 

Tendinitis y diagnóstico

Se realiza mediante un examen físico, en el que se localiza la zona afectada guiándose por el dolor, la hinchazón y el calor en la piel que recubre el área sensible. No suelen ser necesarias las pruebas radiológicas, ya que solo sirven para descartar otro tipo de patologías. 

Tratamientos a realizar

La finalidad de los tratamientos para la tendinitis son reducir y aliviar el dolor y la inflamación de la zona que se encuentre afectada. Para poder conseguir esto, una de los principales consejos que pueden ofrecernos los expertos, es el reposo para rebajar el tendón afectado y ayudar en su recuperación. Si la tendinitis es grave, hay casos en los que los médicos pueden inmovilizar la zona para garantizar el reposo. Los síntomas también se pueden aliviar con la aplicación de frío tras realizar ejercicio, o incluso calor 48 horas después de realizarlo. 

Reposo y tratamiento farmacológico

En la mayoría de las ocasiones, se suele recomendar combinar el reposo con un tratamiento farmacológico, principalmente con antiinflamatorios no esteroideos. Los más conocidos suelen ser el ácido acetilsalicílico y el ibuprofeno, ya que favorecen a la reducción de la inflamación de la zona. En aquellos casos realmente graves, se administran inyecciones de corticoides. 

Fisioterapia

Además del reposo y los fármacos, también es frecuente recomendar la fisioterapia para fortalecer el área afectada, garantizar que el tendón se recupere y prevenir futuras lesiones. Junto con la fisioterapia manual, también se suele emplear el ultrasonido o las ondas de choque, pero esto se hace según el tipo de lesión y la persona afectada. 

Otros tratamientos

En el peor de los casos, cuando ni el reposo, ni los fármacos, ni la fisioterapia funcionan, es conveniente pasar a una terapia más invasiva, entre las que se encuentra la electrólisis ecoguiada y la infiltración de plasma rico en plaquetas en el tendón

Aun en el peor de los casos, la cirugía no suele ser común en este tipo de patologías, sin embargo, hay ciertas ocasiones en las que es necesaria para retirar tejido inflamado o calcificado que comprime al tendón

En resumen, si el paciente sigue las recomendaciones de reposo y el tratamiento indicado por el especialista, lo más probable es que los síntomas vayan mejorando en poco tiempo.

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