Qué es el control parental y cómo configurarlo paso a paso

Internet y las redes sociales forman parte del día a día de niños y adolescentes, abriendo la puerta a un mundo lleno de información, entretenimiento y posibilidades de comunicación. Sin embargo, ese mismo entorno digital también encierra numerosos peligros: desde el acceso a contenidos violentos, sexuales o poco adecuados para su edad, hasta situaciones de ciberacoso, suplantación de identidad, manipulación, retos virales peligrosos o contacto con desconocidos que pueden poner en riesgo su integridad física y emocional. Es aquí donde cobra gran importancia el control parental.
Ante esta realidad, el control parental en dispositivos se presenta como una herramienta fundamental para los padres y tutores. A través de distintas configuraciones en los sistemas operativos o el uso de aplicaciones, es posible supervisar qué tipo de contenido consumen los menores, limitar el tiempo que pasan frente a las pantallas, bloquear páginas no seguras o recibir alertas sobre comportamientos sospechosos.
Más allá de ejercer vigilancia, el control parental también permite educar en el uso responsable de la tecnología, guiando a los niños y adolescentes para que aprendan a navegar de forma segura y consciente. En un entorno tan cambiante como el digital, acompañarlos en este proceso es clave para su bienestar y desarrollo.
Índice
- 1 Qué es el control parental y para qué sirve
- 2 Cómo configurar el control parental en distintos dispositivos
- 3 Aplicaciones recomendadas de control parental
- 4 ¿Qué se puede restringir y qué no?
- 5 Consejos para hablar con tus hijos sobre seguridad online
- 6 Cómo mantener el equilibrio entre protección y privacidad
Qué es el control parental y para qué sirve
Como control parental podemos definir a un conjunto de herramientas y funciones diseñadas para ayudar a los padres y tutores a gestionar, supervisar y limitar el uso que los menores hacen de los dispositivos digitales, como móviles, tablets, ordenadores, consolas de videojuegos televisores inteligentes. Su objetivo principal es proteger a los niños y adolescentes de los peligros del entorno digital, asegurando que su experiencia online sea segura, educativa y apropiada a su edad.
Estas herramientas permiten, entre otras cosas, bloquear contenidos inapropiados, restringir el acceso a determinadas aplicaciones o sitios web, establecer límites de tiempo de uso, monitorizar la actividad en línea y, en algunos casos, localizar el dispositivo. También se pueden configurar para que sea necesaria una autorización parental antes de realizar descargas, compras o acceder a determinadas funciones.
Por todo ello, no es solo una medida de vigilancia, sino una forma de acompañar y educar en el uso responsable de la tecnología. En un mundo digital cada vez más presente en la vida cotidiana, especialmente desde edades tempranas, estas herramientas permiten a las familias mantener el equilibrio entre permitir la exploración digital y garantizar un entorno seguro y saludable para el desarrollo del menor.
Además, al utilizar el control parental como parte de una estrategia de comunicación abierta y constante, se fomenta la autonomía progresiva del menor, preparándolo para tomar decisiones responsables cuando ya no esté bajo supervisión directa.
Cómo configurar el control parental en distintos dispositivos
Existen dos grandes formas de usar el control parental: por software, distintas aplicaciones específicas para este fin, y por los propios sistemas operativos de los dispositivos. Esta última tiene la ventaja de no tener que adquirir o manejar herramientas externas, pero también el reto de que si el menor tiene varios dispositivos (móvil, consola, ordenador) tiene que aplicar las reglas propias a cada uno de ellos.
Móviles Android
En los dispositivos Android se realiza a través de la herramienta Google Family Link. Esta aplicación gratuita permite vincular la cuenta del menor con la del adulto, para gestionar el uso del dispositivo a distancia.
Desde el móvil del padre o madre, se puede aprobar o bloquear apps, limitar el tiempo de uso diario, establecer horarios de descanso, controlar las búsquedas en Chrome y YouTube, e incluso rastrear la ubicación del teléfono. Solo es necesario instalar Family Link en ambos dispositivos, crear o vincular la cuenta infantil y seguir los pasos guiados por la aplicación.
iPhone y iPad (iOS)
En el ecosistema Apple existe la función Tiempo de uso, integrada en su sistema operativo iOS, permite activar el control parental de manera sencilla.
Desde los ajustes del dispositivo, se puede establecer si el teléfono pertenece a un menor, y a partir de ahí configurar múltiples opciones. Entre ellas, destacan los límites de uso por categorías de apps, el bloqueo de contenido inapropiado, la restricción de compras en la App Store y la definición de horarios de uso, como las horas de estudio o descanso. Todo ello puede protegerse con un código PIN que solo conozcan los padres.
Ordenadores con Windows 10/11
Microsoft permite configurar el control parental mediante su sistema de cuentas familiares. A través Microsoft Family Safety, se puede crear una cuenta infantil, asociarla a la cuenta de un adulto y establecer múltiples niveles de protección.
Esto incluye limitar el tiempo de pantalla, bloquear sitios web, restringir el acceso a aplicaciones o juegos según la edad, y recibir informes periódicos de uso. Esta configuración es especialmente útil para ordenadores compartidos o portátiles de estudio.
Ordenadores Mac (macOS)
Al igual que en iOS, los ordenadores Mac incluyen la función Tiempo de Uso, accesible desde las Preferencias del sistema. Allí se puede crear un perfil infantil y limitar tanto el tiempo de uso como el tipo de contenido al que puede acceder. Es posible bloquear sitios web concretos, impedir el uso de ciertas aplicaciones, y controlar las compras en la tienda de Apple. Además, los informes de actividad ayudan a supervisar el uso real que se hace del dispositivo.
Consolas de videojuegos
El control parental también es clave en el entorno del ocio digital, especialmente en consolas de videojuegos. En PlayStation, es posible configurar restricciones desde el menú de ajustes, controlando la edad mínima de los juegos, el acceso a la comunicación online o la duración de las sesiones de juego. Para la consola Xbox, la configuración se realiza también a través del sistema familiar de Microsoft, con opciones similares de límites, filtros y reportes.
Por último, la consola Nintendo Switch, existe una app específica llamada Nintendo Switch Parental Controls que se instala en el móvil de los padres. Desde allí se pueden establecer límites diarios, revisar el tiempo jugado y bloquear funciones como el chat online.
Routers y redes WiFi domésticas
Más allá de los dispositivos individuales, también se puede actuar desde el router que da acceso a Internet en casa. Muchos modelos permiten activar filtros de contenido, limitar el acceso a ciertas páginas web, y programar franjas horarias en las que cada dispositivo puede conectarse.
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Aplicaciones recomendadas de control parental
Además de las herramientas integradas en los sistemas operativos, como hemos indicado, existen aplicaciones especializadas que amplían y perfeccionan el control parental en múltiples dispositivos. Estas apps ofrecen funciones avanzadas como el control en tiempo real, alertas inteligentes, análisis de uso y filtrado más preciso de contenidos. Son especialmente útiles cuando se quiere centralizar el control de varios dispositivos desde un único panel.
Una de las más conocidas y completas es Qustodio, que permite supervisar el uso de Internet, bloquear contenidos inapropiados, limitar el tiempo de pantalla y controlar aplicaciones tanto en Android como en iOS, Windows, Mac y Kindle. Incluye informes detallados de actividad, alertas de palabras clave peligrosas y localización GPS, lo que la convierte en una opción muy valorada por familias con hijos de distintas edades.
Otra alternativa destacada es Norton Family, desarrollada por la misma compañía que ofrece el famoso antivirus. Su ventaja principal es la integración con sistemas de seguridad ya existentes, además de su potente herramienta para supervisar búsquedas, limitar acceso a webs y controlar el tiempo frente a la pantalla. Funciona muy bien en equipos Windows y Android, aunque en iOS tiene ciertas limitaciones técnicas.
En el caso de los usuarios de Apple, aunque las funciones nativas de iOS y macOS ya son muy completas, aplicaciones como OurPact ofrecen un control adicional, incluyendo la posibilidad de bloquear el acceso a aplicaciones en tiempo real o establecer rutinas automatizadas para estudio, sueño y ocio.
¿Qué se puede restringir y qué no?
Las herramientas de control parental permiten a padres y tutores establecer una serie de límites para proteger a los menores durante su uso de Internet, aplicaciones y dispositivos digitales. A través de estas funciones, es posible configurar entornos más seguros y apropiados a la edad y madurez del niño o adolescente. Sin embargo, también hay aspectos que no pueden controlarse del todo, o que requieren supervisión adicional más allá del software. Las funciones más comunes son:
- Restricción del tiempo de uso, definiendo cuánto tiempo al día puede estar encendida una pantalla, establecer horarios de descanso o impedir el uso nocturno.
- Bloquear aplicaciones específicas o limitar el acceso a nuevas descargas sin permiso. Esto se aplica tanto a juegos como a redes sociales, servicios de mensajería o plataformas de vídeo.
- Otra función común es el filtro de contenido, que permite impedir el acceso a páginas web con contenido violento, sexual, de apuestas o cualquier categoría considerada inapropiada.
- Restringir el uso del navegador, limitar las búsquedas en motores como Google, y controlar los vídeos visibles en plataformas como YouTube mediante modos restringidos.
- En dispositivos móviles, además, es habitual poder localizar el dispositivo, controlar llamadas, o bloquear compras dentro de las apps.
Sin embargo, hay limitaciones importantes a tener en cuenta. Por ejemplo, en algunos sistemas como iOS, las aplicaciones de control parental no pueden acceder con la misma profundidad que en Android, por lo que el filtrado de contenido o la supervisión en tiempo real puede estar más limitada. Tampoco se puede interceptar o leer el contenido exacto de los mensajes en plataformas cifradas como WhatsApp o Telegram, aunque sí se puede limitar su uso o bloquearlas.

Consejos para hablar con tus hijos sobre seguridad online
El diálogo es una de las herramientas más poderosas para proteger a los niños en el entorno digital. Más allá de filtros y bloqueos, lo que realmente construye seguridad es la confianza mutua y la capacidad del menor para reconocer riesgos, pedir ayuda y actuar con criterio.
Por eso, hablar abiertamente sobre Internet, redes sociales y tecnología es tan importante como instalar cualquier aplicación de control parental. Para ello estos pasos pueden servirte de ayuda:
- Crear un entorno de confianza en el que los menores puedan contar lo que hacen en Internet sin miedo a ser castigados. Puedes empezar preguntando qué redes usan, qué juegos les gustan o qué influencers siguen. Esto te permitirá conocer su mundo digital y abrir la puerta a hablar sobre seguridad.
- Adaptar el lenguaje y el enfoque según la edad. A los más pequeños se les puede explicar que Internet es como una ciudad: hay zonas seguras y otras a las que no se debe ir sin compañía. A los adolescentes, en cambio, les conviene entender temas como la privacidad, el rastro digital, el consentimiento o los peligros del sexting y el grooming.
- Usar un lenguaje natural cuando se hable sobre unos riesgos que son reales, pero evitando alarmismos. Explícales que existen personas que pueden hacerse pasar por otras, que hay retos virales peligrosos y que no todo lo que se ve en redes es verdad. También es útil enseñarles a reconocer anuncios encubiertos, bulos o estafas digitales con un enfoque de prevención, no desde el miedo.
- Establecer reglas claras y consensuadas como cuánto tiempo pueden usar los dispositivos, en qué momentos, y qué páginas o apps están permitidas. Involúcralos en esas decisiones para que entiendan el porqué de las normas y las vean como una forma de cuidarlos, no de controlarlos.
- Ser ejemplo: si como adultos abusamos del móvil, no respetamos horarios o publicamos todo sin filtros, el mensaje pierde fuerza. Mostrar un uso responsable y equilibrado de la tecnología en casa refuerza lo que queremos transmitir.

Cómo mantener el equilibrio entre protección y privacidad
Uno de los mayores retos a la hora de aplicar el control parental es encontrar el punto justo entre proteger a los hijos y respetar su intimidad. La sobreprotección, aunque bien intencionada, puede generar desconfianza, sensación de vigilancia constante y fomentar el secretismo. En cambio, un enfoque demasiado laxo puede dejar al menor expuesto a riesgos para los que aún no está preparado. Por ello, la clave está en establecer un equilibrio basado en la confianza mutua, el respeto y la comunicación.
En esta estrategia es importante dejar claro que proteger no significa invadir. Las herramientas de control parental deben verse como una forma de acompañar, no de espiar. Por ejemplo, es razonable limitar el acceso a ciertos contenidos o controlar el tiempo de pantalla, pero revisar constantemente sus mensajes privados o redes sociales sin su conocimiento puede dañar la relación. Es importante explicarles qué se supervisa, por qué se hace y hasta cuándo. La transparencia fortalece la confianza.
Puntos claves para conseguir este equilibrio
Estos puntos podrán ayudar a conseguir ese equilibrio:
- Involucrar al menor en el proceso, preguntarles por su opinión, escuchar sus necesidades y negociar en función de su edad y madurez. No se trata de decidir por el menor como el pin parental, sino consensuar y explicar qué y por qué.
- Ir modelando el control parental con el tiempo, así, a medida que los hijos crecen conviene ir soltando poco a poco el control, sustituyendo la vigilancia por el diálogo. La educación digital debe ser progresiva, y la meta es que el menor pueda gestionar su privacidad y seguridad por sí mismo.
- Que los adultos sean modelos de buen uso de la tecnología, desde respetar su privacidad, como no publicar fotos suyas sin su consentimiento y mostrar coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es clave para crear un ambiente de respeto mutuo.
En definitiva, el control parental es solo una parte del acompañamiento digital. Su objetivo no es limitar por limitar, sino proteger mientras se educa en autonomía. Equilibrar protección y privacidad requiere sensibilidad, diálogo constante y una visión a largo plazo: formar usuarios responsables, libres y seguros en un entorno cada vez más conectado.
Fuentes:
Control parental. INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad). https://www.incibe.es/menores/recursos/control-parental