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Acné: síntomas, causas y tratamiento

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La mayoría de las veces que pensamos en el acné lo relacionamos con una dolencia de la piel de poca importancia y muy común cuando se alcanza la adolescencia.

Es cierto que este trastorno de la piel en la mayoría de los casos no genera problemas importantes, pero también que existen acnés persistentes que sí pueden dejar cicatrices relevantes. También hay muchos casos en los que puede afectar al estado anímico de quien lo sufre.

Por todo ello conocer qué es el acné, porque se produce, despejar falsos mitos y entender las distintas formas de tratarlo es tan importante.

Síntomas del acné

El acné es un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se obstruyen con grasa y células cutáneas muertas. Aunque sus signos varían de forma importante según la intensidad del trastorno sus síntomas más evidentes son:

  • Formación de las conocidas espinillas que pueden ser de dos tipos: cerradas, si los poros están tapados (espinillas negras), o abiertas.
  • Pápulas o irregularidades rojas en la piel de mayor sensibilidad.
  • Pústulas o granos, con pus en su punta.
  • Nódulos sólidos y dolorosos aparecen debajo de la superficie de la piel que pueden ocasionar lesiones.

Causas del acné

Existen una serie de causas que originan el acné, en muchas ocasiones se combinan varias. Por ello, aunque se puede tener acné durante toda la vida es más frecuente en la pubertad. Estas causas son:

  • Pieles propensas a producir grasa en exceso.
  • Obstrucción de los folículos por células muertas y la grasa
  • Proliferación bacteriana
  • Exceso de actividad de andrógenos (hormonal)

Por ello, las zonas más comunes son cara, pecho, parte superior de la espalda (incluida hombros) ya que es donde se concentran las glándulas sebáceas y hay un exceso de grasa.

En este contacto que hay entre folículo piloso y glándulas sebáceas se producen dos de los aspectos que más definen el acné:

  • Que la pared del folículo sobresalga, generándose el comedón abierto.
  • Que tapone el poro y se oscurezca, produciéndose la espinilla negra.

Los granos se producen cuando los folículos pilosos bloqueados se inflaman o se infectan con bacterias.

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Factores de riesgo del acné

Como ya hemos visto el acné es una dolencia muy generalizada que se suele agravar cuando se combinan más de una de las causas. Por todo ello existen una serie de factores de riesgo:

  • Edad: aunque puede presentarse en personas de cualquier edad es más frecuente llegada la pubertad por los cambios hormonales que se producen en ese momento. También, cambios hormonales por factores exógenos, como tratamientos farmacológicos pueden provocar que aparezca acné.
  • Antecedentes genéticos: si tus padres han padecido acné el riesgo de sufrirlo es también mayor.
  • Estar en contacto con entornos donde haya grasa o aceite.
  • Fricción en la piel: que cause daños cutáneos y mayor sensibilidad en la epidermis.
  • Estrés.

Mitos y realidades sobre acné

Una dolencia tan común, a la que como veremos se aplican muchos remedios caseros, también está rodeada de muchos mitos que incluso pueden perjudicar su cura.

Uno de ellos es relacionarlo con el consumo de alimentos grasos como los embutidos. La incidencia en la limitación es nula, si lo es trabajar en entornos con grasas, como por ejemplo en una cocina con freidoras, ya que el aceite si se adhiere a la piel y obstruye los poros.

Otro mito está relacionado con la limpieza excesiva de la piel, especialmente de la cara. La suciedad no causa acné, por lo contrario, limpiar mucho la piel con jabones ásperos y otros tratamientos agresivos irritan la piel y empeoran el acné.

💡 Amplía esta información a través de nuestro artículo Cuidado de la piel: consejos para una piel sana

Tampoco el uso de cosméticos, en general, empeoran el acné. Lo que hay que elegir es que no tengas aceites que obstruyan los poros y que tampoco interfieran en el tratamiento médico.

Tratamientos y terapias

A la hora de tratar el acné, el punto fundamental es ponerse en manos de un dermatólogo, que marcará el tratamiento más adecuado en cada caso, analizando el tipo de acné y su evolución.

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En general se busca cumplir tres objetivos: controlar el acné, reducir las cicatrices y hacer que estas sean menos visibles.

Uso de medicamentos

Para combatir el acné se usan medicamentos que fundamentalmente se centran en reducir la producción de grasa, combatir infección bacteriana y la inflamación y renovar las células dérmicas.

Con ello, por un lado, el acné tendrá menos extensión y por otro que las cicatrices sean menores.

Lo más normal es combinar medicamentos tópicos y orales. Entre los que destacan:

  • Retinoides: Su objetivo es evitar que se tapen los folículos pilosos.
  • Antibióticos: Atacan el exceso de bacterias en la piel y reducen la inflamación.
  • Ácido salicílico: Ayuda a evitar que los folículos pilosos se tapen
  • Ácido azelaico: Propiedades antibióticas.

Terapias para contolar el acné

De forma paralela se pueden usar terapias tanto para controlar el acné como para solucionar sus daños estéticos:

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  • Láser: se centra tanto en reducir la severidad y la duración del cuadro de acné, como prevenir la formación de nuevas cicatrices.
  • Exfoliación química: aplicando soluciones como ácido salicílico o ácido glicólico, su principal hándicap es que sus beneficios son temporales.
  • Extracción de comedones (cerrados o abiertos): Solo en aquellos que el tratamiento farmacológico no haya eliminado con el riesgo de formar cicatrices.

En todo caso, hay muchas formas de tratar el acné y siempre debe ser un profesional el que asesore, recomiende y determine la mejor forma para combatirlo. Disponer de un seguro de salud te ayudará a gestionar este tipo de consultas de una forma más rápida, sin listas de espera y con acceso a un amplio cuadro de especialistas.

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