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Espina bífida: Qué es, síntomas, consecuencias y tratamiento

lazo amarillo por enfermos de espina bífida

La espina bífida es una malformación que aparece entre los niños recién nacidos, con una tasa en España de 8 a 10 por cada 10.000 bebés. El estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas, según la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia (FEBHI), muestra estos datos, por lo que resulta de vital importancia que todas las personas que padezcan dicha enfermedad puedan contar con una atención especializada que les permita poder mantener una buena calidad de vida.

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¿Qué es la espina bífida?

La espina bífida es una grave malformación congénita que se desarrolla cuando la columna vertebral y la médula espinal no se han formado adecuadamente.

La anomalía se produce en el tubo neural, que es la estructura que tiene un embrión cuando se está formando y que, posteriormente, se convertirá en el cerebro, la médula espinal y todos los tejidos que los envuelven.

El tubo neural es un canal muy estrecho que empieza a cerrarse entre la tercera y la cuarta semana de embarazo, alrededor de los primeros 26 días desde el momento de la concepción, y es cuando se da paso a la formación del cerebro y de la médula espinal. 

Cuando una parte de este tubo neural no se cierra o no se desarrolla como debería, la formación no se desarrolla adecuadamente, lo que acaba convirtiéndose en espina bífida para el bebé en gestación, y dicha malformación afecta al sistema nervioso central, al aparato locomotor y al sistema genitourinario.

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Tipos de espina bífida

La espina bífida puede ir de leve a grave según las complicaciones que presente para la persona que la padezca, el tipo de defecto que tenga, el tamaño y la ubicación. Existen, por tanto, diferentes tipos de espina bífida como veremos a continuación.

Espina bífida oculta

La espina bífida oculta es el tipo más leve y común que existe. Se calcula que alrededor del 15% de la población sana la padece, pero al ser tan leve muchas personas no saben ni que la tienen, ya que es posible que no se tengan síntomas ni lesiones.

En la mayoría de los casos se descubre al realizar pruebas específicas para otras patologías, por lo que no supone un problema ni una limitación para la calidad de vida del paciente.

En este caso, las vértebras de las columnas tienen una pequeña separación entre sí, lo que no provoca ninguna repercusión neurológica.

Mielomeningocele

El mielomeningocele es un tipo de espina bífida cerrada y es el tipo más grave que puede presentarse. Se produce cuando el canal medular está abierto a lo largo de diferentes vértebras, normalmente por la zona baja de la espalda, dejando al descubierto el tejido nervioso y sin ningún tipo de cobertura cutánea que lo proteja.

En dicho tejido medular se encuentra el líquido cefalorraquídeo, la placa neural y los nervios, y al estar al descubierto en forma de bolsa en la espalda del bebé, éste puede sufrir infecciones que podrían provocar parálisis de los músculos, pérdida del sentido del tacto por debajo de la malformación, disfunción en el intestino y la vejiga e incluso la muerte.

Meningocele

Entre los diferentes tipos de espina bífida, el meningocele es el menos frecuente de los que hemos explicado en este apartado.

Consiste en la presencia de un saco que sobresale por una abertura de la columna vertebral y que está compuesto por líquido cefalorraquídeo y meninges. En este caso ningún nervio, ni la propia médula espinal, se ven afectados y los pacientes que la padecen pueden presentar leves problemas funcionales.

Síntomas

Aunque la espina bífida suele detectarse antes del nacimiento o durante las primeras semanas de vida, es posible que según la levedad del tipo no se haya detectado nunca. Por ello, hay que conocer los síntomas de la espina bífida y acudir al médico en cuanto aparezcan o se sospeche que algo no anda bien. Los síntomas pueden ser:

  • Presencia de algún tipo de anomalía en la espalda, ya sea una excesiva vellosidad, una mancha roja, una zona menos pigmentada que el resto, un hoyuelo profundo o un abultamiento.
  • Dolor continuo y excesivo en la espalda o incluso en las piernas.
  • Entumecimiento en las piernas o en la espalda.
  • Cambios en la sensibilidad de las piernas o la espalda.
  • Disfunción de cualquier tipo, aunque sea leve, en el funcionamiento de la vejiga o los intestinos.
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Tratamientos y operación de la espina bífida

Como hemos dicho, existen diferentes tipos de espina bífida y según el tipo y la propia persona, el tratamiento deberá ser adaptado a sus necesidades.

La espina bífida en adultos suele detectarse por casualidad o porque el paciente presente alguno de los síntomas y es posible que, en muchos casos, no se precise de tratamiento alguno.

Para los casos más graves, el principal tratamiento consiste en la cirugía, que incluso puede llevarse a cabo antes del nacimiento, aproximadamente durante la semana 26 de gestación. Y es importante llevarla a cabo puesto que, si no se hace, es probable que la función nerviosa del bebé empeore tras el nacimiento.

En el caso del meningocele, la cirugía puede realizarse tras el nacimiento, y la intervención consiste en colocar el saquito con el líquido cefalorraquídeo y las meninges en el lugar en el que debería estar y proceder a cerrar la abertura existente entre las vértebras.

Pese a las cirugías que se pueden llevar a cabo y que pueden ayudar a reducir las secuelas y el impacto en la vida de la persona, no existe ningún tratamiento específico que permita curar la espina bífida, por lo que el paciente nace, vive y morirá con dicha lesión.

Para disminuir el riesgo de que el bebé tenga espina bífida durante el embarazo, la mujer deberá acudir a su ginecólogo, puesto que éste llevará a cabo un exhaustivo control del proceso y, desde el inicio, pautará una dosis de ácido fólico que ayudará en la gestación.

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