Bursitis: qué es, síntomas, causas y tratamiento

La bursitis es una molestia más habitual de lo que imaginamos, especialmente entre personas activas o que realizan movimientos repetitivos a diario.
Aunque no siempre es grave, puede causar dolor intenso y limitar actividades tan simples como caminar, vestirse o levantar el brazo.
Conocer qué es la bursitis, sus causas, síntomas y tratamientos, es fundamental para prevenir complicaciones y recuperar la movilidad.
Pero ante cualquier dolor que pueda aparecer y se mantenga en el tiempo, es esencial acudir al médico especialista para que haga un diagnóstico preciso y se pueda llevar a cabo un buen tratamiento.
Índice
¿Qué es la bursitis?
La bursitis es la inflamación de una bursa, una pequeña bolsa llena de líquido que actúa como amortiguador entre huesos, músculos y tendones.
Gracias a estas bolsas, las articulaciones se mueven suavemente, evitando fricciones dolorosas.
Cuando una bursa se irrita, aparece inflamación, rigidez y dolor localizado.
Puede presentarse en distintas zonas del cuerpo, como la bursitis en la rodilla, la bursitis en el hombro, la bursitis de cadera o la bursitis de codo.
Aunque puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en adultos mayores, deportistas o quienes realizan tareas físicas repetitivas.
Causas comunes
Las causas más frecuentes de la bursitis son:
- Movimientos repetitivos: Actividades como arrodillarse mucho tiempo, levantar objetos sobre la cabeza o correr largas distancias pueden irritar las bursas.
- Traumatismos: Un golpe directo en zonas como la rodilla, el codo o la cadera puede desencadenar inflamación inmediata.
- Mala postura: Permanecer en posiciones inadecuadas durante largos periodos aumenta la fricción articular.
- Enfermedades inflamatorias: Patologías como la artritis reumatoide o la gota pueden favorecer la aparición de bursitis.
- Infecciones: Aunque poco frecuentes, las bursas pueden infectarse, provocando bursitis séptica, una urgencia médica.
Síntomas frecuentes
Los síntomas de la bursitis pueden variar según la articulación afectada, pero los más habituales son:
- Dolor en una zona concreta que empeora al realizar cualquier movimiento o ejercer presión sobre la zona.
- Hinchazón visible o sensación de calor en la zona.
- Rigidez o dificultad para mover la articulación.
- Enrojecimiento y fiebre si existe infección.
Por ejemplo, la bursitis de cadera, en particular la bursitis trocantérea, suele generar un dolor lateral que se extiende hacia el muslo.
En el caso de la bursitis de hombro, es común que el dolor aumente al levantar el brazo o al acostarse sobre ese lado.

Tipos de bursitis
Existen diferentes tipos de bursitis, dependiendo de la zona afectada:
- Bursitis en la rodilla: Muy común en personas que se arrodillan con frecuencia por trabajo o deporte. Se manifiesta como hinchazón en la parte frontal.
- Bursitis hombro: Frecuente en nadadores, levantadores de pesas o personas que trabajan con los brazos en alto.
- Bursitis cadera (también llamada bursitis trocantérea): Causa dolor en la parte lateral de la cadera que puede irradiarse hacia la pierna.
- Bursitis codo: Se asocia con apoyarse repetidamente sobre superficies duras o con golpes directos.
- Bursitis séptica: Menos común pero más grave, ocurre cuando una bursa se infecta.
Tratamiento de la bursitis
El tratamiento de la bursitis depende de la gravedad que presente cada paciente, pero en la mayoría de los casos mejora al llevar a cabo medidas sencillas:
- Reposo y cambios en las actividades: Es importante evitar movimientos que empeoren el dolor.
- Hielo local: Aplicar frío varias veces al día ayuda a reducir la inflamación.
- Medicamentos antiinflamatorios: Fármacos como el naproxeno pueden ser útiles para aliviar el dolor y la inflamación.
- Fisioterapia: Ejercicios específicos para mejorar la movilidad y fortalecer músculos, evitando fricciones innecesarias.
- Infiltraciones: En casos persistentes, los médicos pueden recurrir a infiltraciones de corticoides.
- Antibióticos: Si hay infección, se utilizan antibióticos e incluso drenajes en casos más severos.
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Actividad física y bursitis
Una de las dudas más frecuentes es si se puede caminar con bursitis de cadera o si es bueno caminar para la bursitis de rodilla.
- En casos leves, caminar de forma moderada puede favorecer la circulación y la recuperación.
- Si el dolor aumenta con la actividad, es recomendable descansar y retomar de forma gradual.
- Es fundamental usar calzado adecuado y evitar superficies irregulares.
En la bursitis de cadera, especialmente en la bursitis trocantérea, muchas personas notan molestias al caminar largas distancias o al subir escaleras. Alternar caminatas con ejercicios de bajo impacto, como natación o bicicleta estática, puede ser beneficioso.
Prevención y cuidados a largo plazo
Para prevenir futuros episodios de bursitis, se aconseja:
- Realizar calentamientos y estiramientos antes del ejercicio.
- Mantener posturas correctas en el trabajo y en la vida diaria.
- Fortalecer la musculatura que rodea hombros, caderas y rodillas.
- Evitar gestos repetitivos prolongados sin descansos adecuados.
- Utilizar protecciones si la actividad implica presión sobre articulaciones.
- Escuchar al cuerpo: si hay dolor, detenerse a tiempo es clave.

Conclusión
La bursitis no siempre es una lesión grave, pero ignorarla puede provocar molestias crónicas y limitar tu día a día.
Por eso es tan importante conocer qué es la bursitis, sus causas y posibles tratamientos, y adoptar hábitos preventivos.
Si el dolor persiste o empeora, lo más adecuado es acudir a un profesional sanitario que pueda valorar el estado del paciente y llevar a cabo el tratamiento que sea más correcto según cada caso y su gravedad.
Fuentes:
– Clínica Universidad de Navarra – Bursitis
– Mayo Clinic en español – Bursitis: causas, síntomas y tratamiento
– MedlinePlus – Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.: Bursitis
– Sociedad Española de Reumatología – Información para pacientes