Qué es la hipocondría y cómo se trata

En el día a día, muchas personas conviven con trastornos que impactan en su bienestar sin que estén relacionados con una enfermedad grave. La ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o el pánico, entre otros, condicionan el día a día de miles de personas. En todos ellos, los diferentes mecanismos psicológicos que desencadenan, que buscan conseguir un alivio a corto plazo, causan por el contrario importantes efectos adversos a la salud mental y física. Es aquí donde se sitúa la hipocondría.
El también conocido como trastorno de ansiedad por enfermedad (TAE) condiciona gravemente la vida de quien lo sufre, extendiendo los problemas a su entorno. Por todo ello es importante conocer qué es, sus síntomas, su relación con la ansiedad y las mejores formas para manejarlo.
Índice
Qué es la hipocondría
La hipocondría es una preocupación desproporcionada por padecer o desarrollar una enfermedad grave. Suelen venir acompañada de dos procesos:
- Hipervigilancia corporal que lleva a notar y alarmarse por sensaciones mínimas y normales, como latidos, tensión o cosquilleos.
- Creencias disfuncionales que conlleva que estas percepciones se transformen en una convicción de que sucede algo grave. Por ejemplo, relacionar sentir mucho los latidos con una dolencia cardiaca.
Quien lo parece suele sentir alivio tras recibir resultados médicos normales, pero este sosiego suele ser temporal. Bastará una nueva sensación o una noticia relacionada con enfermedades para que el miedo resurja.
Síntomas más habituales
El eje del trastorno de la hipocondría es por tanto una preocupación intensa y persistente por estar enfermo, que se mantiene durante meses o años, ya que como hemos visto, las pruebas médicas normales solo consiguen alivios muy temporales. Es por ello por lo que esta preocupación interfiere con la vida cotidiana y suele generar angustia constante.
En el plano cognitivo, además de interpretar sensaciones corporales leves como signos de enfermedad grave presentan:
- Sesgos de atención hacia lo negativo.
- Baja tolerancia a la incertidumbre médica.
En el plano emocional:
- Ansiedad y el miedo al deterioro físico, incluso a la muerte.
- Sensación de vivir en alerta constante.
- Tristeza o sensación culpa por no poder romper con estos pensamientos negativo. A menudo se describe una sensación de vivir “en alerta constante”.
En cuanto al comportamiento, se observan dos patrones frecuentes:
- Conductas de comprobación o búsqueda de seguridad, como revisarse constantemente, acudir a múltiples consultas o realizarse pruebas repetidas.
- Evitación, no acudir al médico por miedo a recibir un diagnóstico grave o eludir noticias relacionadas con enfermedades.
Ambas respuestas mantienen el problema: la comprobación constante impide habituarse a la incertidumbre, y rehuir citas médicas evita acabar con los temores.
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Causas principales
La hipocondría tiene un origen multifactorial que combina elementos psicológicos, biológicos, psicológicos y sociales.
Desde el punto de vista psicológico:
- Creencias irracionales sobre la salud como pensar que las enfermedades graves suelen comenzar con síntomas leves o los médicos pueden equivocarse.
- Vigilancia corporal de cualquier signo, por pequeño o normal que sea.
- Búsqueda constante de seguridad.
- Perfeccionismo.
- Intolerancia a la incertidumbre.
- Temor irracional y recuerdos aexperiencias previas de enfermedad en uno mismo o en familiares cercanos.
En el plano biológico:
- Mayor sensibilidad interoceptiva, es decir, una percepción aguda de señales internas.
- Tendencia a amplificar las sensaciones físicas, interpretándolas como más intensas o peligrosas de lo que son.
Por último, suelen existir factores contextuales y sociales que agravan estos cuadros:
- Vivir en entornos donde la enfermedad fue un tema constante.
- Exposición mediática a catástrofes sanitarias.
- Facilidad para acceder a información médica no contrastada en Internet. Este fenómeno, denominado com cibercondría, resultado de la sobreinformación puede multiplicar los temores, la ansiedad y mantener el ciclo de preocupación.
Cómo se relaciona la hipocondría con la ansiedad
La hipocondría no deja de ser una forma específica de ansiedad centrada en la salud. Comparte con otros trastornos ansiosos:
- Tendencia a sobreestimar el peligro, cualquier tipo de señal corporal la interpreta como enfermedad.
- Subestimar la capacidad de afrontamiento.
El problema añadido es que esta ansiedad, que intensifica la percepción del síntoma, y la reacción física (taquicardia, tensión muscular) confirma aún más su temor generando un círculo vicioso de ansiedad y verificación.
Este trastorno también presenta alta comorbilidad, presencia simultánea de dos o más trastornes, con otros cuadros como:
- Ansiedad generalizada.
- Pánico.
- Depresión.
Todo ello puede aumentar la gravedad y complicar el diagnóstico. Evitar actividades, ejercicio o consultas y conductas, a veces compulsivas, de búsqueda de otras opiniones, información en Internet o pruebas sin descanso aumentan y fijan la ansiedad.
Por eso, como explicaremos más adelante, las terapias eficaces en la ansiedad son también las más efectivas en el tratamiento de hipocondría. Su objetivo no es eliminar la preocupación, sino aprender a convivir con un nivel razonable de incertidumbre, sin que domine la vida.
Tratamiento psicológico y médico
El tratamiento más útil para la hipocondría es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), con evidencia sólida en la reducción de la preocupación, la frecuencia de consultas médicas y el malestar emocional.
Entre sus componentes principales destacan:
- Psicoeducación, para comprender el ciclo de ansiedad-síntoma-ansiedad.
- Reestructuración cognitiva, que ayuda a cuestionar interpretaciones catastróficas.
- Exposición con prevención de respuesta, en la que la persona se enfrenta gradualmente a sensaciones temidas o situaciones médicas sin recurrir a comprobaciones compulsivas o necesidad imperiosa de búsqueda de tranquilidad.
- Reducción planificada de conductas de seguridad, aprendiendo a posponer revisiones o chequeos innecesarios y observando cómo la ansiedad desciende de forma natural.
- Mindfulness y relajación, para observar las sensaciones sin etiquetarlas como amenazas.
En algunos casos puede ser necesario un apoyo farmacológico, especialmente si coexisten ansiedad generalizada o depresión. Estos tratamientos siempre deben estar bajo control médico.
Además, en las personas con hipocondría es incluso más fundamental una relación estable con un solo profesional sanitario, evitando la multiplicación de consultas o pruebas, ya que la sobreevaluación médica refuerza precisamente su preocupación.

Técnicas para controlar la preocupación por la salud
Además de la terapia, hay estrategias complementarias que pueden aplicarse en el día a día:
- Registro de pensamientos: anotar qué sensaciones despiertan la preocupación, qué interpretaciones surgen y cómo se responde. Este ejercicio permite identificar patrones y cuestionarlos.
- Preocupación programada: reservar un momento concreto del día, por ejemplo, 15 minutos, para pensar en temas de salud. Si aparecen pensamientos fuera de ese horario, se anotan para revisarlos después. Con ello se procura tener un mayor control atencional.
- Limitar la búsqueda de información médica: establecer normas claras, por ejemplo, consultar solo fuentes oficiales o de calidad, y un máximo de una vez al día. Hay que evitar caer en la cibercondría.
- Ejercicios de respiración y relajación muscular: ayudan a reducir la activación fisiológica de la ansiedad, evitando que se interpreten las sensaciones como signos de enfermedad.
- Fomentar actividades placenteras y sociales: redirigir la atención fuera del cuerpo contribuye a romper el foco obsesivo en la salud.
Estas técnicas no sustituyen la terapia, pero sí ayudan a recuperar la sensación de control y a disminuir la frecuencia de las preocupaciones.
Cuándo acudir a un profesional
Es importante buscar ayuda profesional cuando la preocupación por la salud nos afecta en gravemente:
- Interfiere en la vida diaria desde el trabajo, los estudios a las relaciones sociales y en pareja.
- Provoca ansiedad intensa, insomnio o evitar todo tipo de actividades por miedo a enfermar.
- Se mantiene pese a resultados médicos normales o tras múltiples valoraciones tranquilizadoras.
- Conduce a consultas reiteradas o, por el contrario, a evitar completamente la atención médica por temor a un diagnóstico.
También conviene acudir si la preocupación genera ánimo depresivo, irritabilidad o pensamientos de desesperanza. La intervención temprana mejora el pronóstico y evita la cronificación. En caso de que aparezcan ideas de autolesión o un malestar abrumador, se debe pedir ayuda urgente o contactar con los servicios de emergencia.
Por todo lo visto, la hipocondría es un trastorno importante en cuanto puede afectar gravemente a nuestra vida. Pero frente a esto, también tiene un tratamiento eficaz y una recuperación que implica siempre centrarse a cambiar la relación con las sensaciones corporales, no ignorarlas, sino entenderlas desde la calma y el conocimiento.
Fuentes:
Hipocondriasis. Sociedad Española de Medicina Interna. https://www.fesemi.org/informacion-pacientes/conozca-mejor-su-enfermedad/hipocondriasis
Trastorno de Ansiedad: síntomas y causas. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/illness-anxiety-disorder/symptoms-causes/syc-20373782
Qué es la Hipocondría. Clínica Universidad de Navarra. https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/hipocondria
Trastorno de ansiedad por Enfermedad. Medline Plus. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001236.htm