Ser madre afecta a tu sueño, aunque tus hijos duerman
Sabíamos que ser madre afectaba al sueño. Esto lo asociábamos a la manera en la que los niños también duermen. Sin embargo, un reciente estudio dice que si eres madre tu sueño será afectado independientemente de cómo duerman tus hijos.
QUIÉN DUERME MENOS
Más aún, esto no afecta solamente a las madres, también a los padres. Según un estudio realizado por un grupo de investigación de la Universidad de Warwick, el sueño de los progenitores se modifica al menos hasta seis años después de la llegada del bebé. Es decir, incluso cuando el niño ya está en edad escolar y duerme bien, los padres duermen peor que antes de su nacimiento.
Se trata de un estudio obtenido a través del contacto con 5000 padres y madres del Reino Unido. Este estudio arroja datos muy interesantes y que, tal vez, modifican nuestra manera de ver algo tan común como la falta de sueño cuando se tienen hijos pequeños.
Y esto es importante. El sueño es algo básico en las personas, y dormir más los fines de semana no es un remedio para quienes durante la semana acumulan sueño.
Hay algunos datos que no resultan excesivamente chocantes. Por ejemplo, la calidad del sueño es mucho peor durante los tres primeros meses tras el nacimiento de un hijo. Es durante este período en el que las madres duermen mucho peor que los padres. El estudio afirma que en este periodo una madre pierde una hora de sueño de media frente a unos 15 minutos de pérdida de los padres.
Sin embargo, a medida que el niño va creciendo, esta proporción se va igualando. Cuando el niño cumple seis años, según el estudio, las madres tenían de media 20 minutos menos de sueño, mientras que los padres seguían manteniéndose en 15 minutos menos de sueño. En definitiva, aunque afectaba a ambos, obviamente es a la madre a la que más afecta.
Otros datos interesantes son aquellos que comparan, por ejemplo, a las mujeres que amamantan a sus bebés o a las que prefieren el biberón. Curiosamente, las primeras, duermen menos que las segundas. Concretamente 14 minutos menos.
Factores emocionales
Habitualmente asociamos a cuestiones físicas concretas la falta de sueño, y es posible que esto ocurra así. Adaptarse a los horarios del bebé, cambiar pañales, atender sus demandas, pueden generar un movimiento nocturno que produzcan sueño. Pero, realmente, todo deriva en factores emocionales que además, siguen manifestándose incluso cuando el niño ya no necesita la misma atención.
Esto, según los investigadores, tiene que ver con que el aumento de las responsabilidades es la principal causa del insomnio. Desde el punto de vista de las madres, sobre todo las primerizas, dar a luz es el suceso vital que más alteración del sueño produce de media en edad adulta.
Qué se puede hacer
Obviamente las necesidades de los bebés van a ser atendidas en todo caso. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para mejorar estos datos negativos sobre el sueño en las mamas.
En primer lugar hay que tratar de equilibrar esa diferencia entre hombres y mujeres. Esto es tan simple como un reparto responsable de las necesidades del bebé, y de los tiempos de descanso de ambos. Realmente esto es primordial junto a un trabajo previo de concienciación de los cambios que se avecinan.
Posteriormente, sobre todo en los primeros meses de vida del bebé, es importante cuidar la salud propia. Evitar las sustancias excitantes, e incluso evitar otro tipo de sustancias como puede ser el alcohol o el tabaco. En definitiva, y junto a esto, tratar de mejorar al máximo la higiene del sueño.