Tipos de vacunas, cómo funcionan y nos protegen
Pfizer, Moderna, Oxford…. La lista de farmacéuticas o laboratorios que desarrollan una vacuna para la COVID-19 es casi interminable, aunque estos tres lideran en este momento esta “carrera”.
Detrás de la seguridad y eficacia de las vacunas están décadas de investigación y experiencia en el desarrollo de vacunas, pero también la aplicación de nuevas técnicas. Y es que, buena parte de su éxito está en la existencia de diferentes tipos de vacunas como hay diferentes tipos virus o gérmenes que provocan enfermedades.
Por todo esto, conocer estos diferentes tipos de vacunas, cómo actúan y los desarrollos futuros es clave para entender como se combaten las enfermedades.
Índice
Por qué hay diferentes tipos de vacunas
Una vacuna siempre tiene como base el conocimiento de cómo actúa el germen que lo provoca, a través de esta relación lógica.
- Cómo el sistema inmunitario responde al patógeno.
- Si este afecta a toda la población por igual
Ambos puntos dan como resultado qué tecnología es la más adecuada a la hora de decidir que tipos de vacunas son las más convenientes, existiendo actualmente principalmente cuatro tipos de vacunas:
- Vivas atenuadas
- Inactivadas
- Recombinantes o de subunidades
- Con toxoides
A estos se añaden otros dos tipos, frutos de las investigaciones más recientes, cuya aplicación ya veremos en la lucha contra la COVID-19.
- Vacunas de ADN o ARN
- Vacunas de factores recombinantes
Las vacunas vivas atenuadas
Estos tipos de vacunas utilizan una forma debilitada del germen que causa una enfermedad.
El cuerpo, al recibir este patógeno que es tan parecido a la infección natural, crea una respuesta inmunitaria fuerte y de larga duración. Esta se puede producir con una sola dosis o con dos dosis.
También tienen algunos puntos en contra:
- Al tener una pequeña cantidad de virus, aún estando debilitado, hay que tener especial precaución con las personas inmunodeprimidas.
- Deben mantenerse en frío, lo que limita su transporte y uso en determinados países y regiones.
Este tipo de vacunas nos protegen de enfermedades como:
- Sarampión.
- Rubeola.
- Paperas.
- Varicela.
- Viruela
- Fiebre Amarilla.
- Rotavirus.
Las vacunas inactivadas
A diferencia de las anteriores, estas vacunas utilizan una versión muerta del germen, ocasionando una reacción inmune menos fuerte que las vacunas vivas, por lo que suele ser necesario que, pasado un tiempo, se necesiten nuevas dosis de recuerdo.
Estos tipos de vacunas nos protegen contra:
- Gripe.
- Hepatitis A.
- Poliomielitis.
- Rabia.
Las vacunas recombinantes o de subunidades
Este tipo de vacunas utilizan solo partes del germen (proteínas, capsula, etc.). Su elección no es aleatoria, sino que se centra en parte claves que causen una fuerte reacción inmunitaria.
Su principal ventaja es que esta reacción fuerte se produce en todas las personas con un menor riesgo para las personas inmunodeprimidas que las vacunas vivas atenuadas. Su principal punto en contra es que se necesitan varias dosis (refuerzo) para ser efectivas.
Estas vacunas nos previenen de:
- Hepatitis B
- Papiloma humano
- Haemophilus influenzae tipo b
- Neumococo
- Tos ferina
Las vacunas con toxoides
Esta tipología de vacunas se basa en una toxina fabricada a partir del germen causante de la enfermedad.
Su principal diferencia está en la reacción inmune que no se dirige contra el germen sino contra la toxina que este produce por lo que su desarrollo se centra en enfermedades como la difteria o el tétanos.
Como las anteriores, su principal punto en contra está en su necesidad de dosis de refuerzo.
Las vacunas del futuro que ya están aquí
La pandemia de la COVID-19 está acelerando la llegada al mercado de los desarrollos más novedosos en tipos de vacunas, como ocurre con las vacunas de ADN o ARN.
No son las únicas. Se busca también que enfermedades actuales como el SIDA, en la que se ha conseguido tratamientos eficaces, pero no vacunas y otras que se pueden generar en el futuro tengan su vacuna gracias a las vacunas de vectores recombinantes:
Vacunas de ADN o ARN
Este tipo de vacunas se basa en crear un modelo de antígenos a través de una secuencia del ADN o ARN, portadoras de las instrucciones genéticas del virus.
Al inyectarse se genera una respuesta inmunitaria muy fuerte y específica, con lo que combate de forma muy eficaz contra los virus, limitando especialmente la capacidad de hacer copias de estos.
El principal hándicap de estas vacunas es su mayor coste frente a otras más tradicionales.
Vacunas de vectores recombinantes
Son también conocidas como vacunas de plataforma, porque no utilizan el patógeno que casusa el mal, ya sea debilitado o muerto o parte de este, sino que este se produce “a la carta” en el laboratorio.
Este patógeno actúa como una infección natural, enseñando a nuestro sistema inmunitario a luchar contra el germen, pero sin tener los riesgos que un organismo vivo tiene sobre personas enfermas o inmunodeprimidas.
Estos tipos de vacunas se plantean en la lucha contra enfermedades para las que no hay cura y hasta ahora se ha resistido la vacuna tradicional, como el VIH.
Todo ello es reflejo de los avances en la microbiología y medicina en general en la búsqueda de una mayor protección y calidad de vida. ¿Te ha parecido interesante este artículo? Si es así, te animamos a compartirlo en tus perfiles sociales.