Guía sobre la Hepatitis A y cómo prevenirla

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo, ya que desempeña funciones vitales como la eliminación de toxinas, la producción de bilis para la digestión de grasas y el almacenamiento de nutrientes esenciales. Sin embargo, diversas infecciones pueden afectarlo, causando inflamación y alterando su funcionamiento. Una de estas infecciones es la hepatitis A, una enfermedad viral altamente contagiosa que, aunque generalmente no causa daños hepáticos permanentes, puede provocar síntomas intensos y afectar la calidad de vida.
La hepatitis A se diferencia de otras formas de hepatitis virales, como la hepatitis B y C, en varios aspectos clave, como su no cronicidad, la menor propensión a causar complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado y su forma de transmisión, principalmente por la ingestión de alimentos y agua contaminados.
Pero precisamente la forma de contagio y propagación de la Hepatitis A es la que hace más relevante su conocimiento, las formas de prevención y su tratamiento. Y es que, aunque sea una enfermedad autolimitada, su impacto en la salud pública es significativo. Esta guía te ayudará a entender todos sus aspectos.
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En qué consiste la Hepatitis A
La hepatitis A es una enfermedad infecciosa del hígado causada por un virus. Su forma de transmisión principal es por el consumo de agua o alimentos contaminados con heces de una persona infectada. Es la denominada transmisión fecal-oral. Aunque es menos frecuente, también puede propagarse por contacto cercano con una persona infectada. Su diagnóstico es sencillo, tan solo es necesario un análisis de sangre que detecte los anticuerpos contra el virus.
Sus síntomas, como desarrollaremos más adelante, son muy variables en intensidad. Aparecen entre la segunda y séptima semana después de la exposición al virus. Entre estos están la fatiga, las náuseas y vómitos, el dolor abdominal, la fiebre, la pérdida de apetito o la ictericia.
Es importante tener en cuenta que no existe un tratamiento específico. Es nuestro cuerpo el que elimina el virus tras unas semanas, por lo tanto las medidas se centran en aliviar los síntomas.
Igualmente es necesario poner un especial énfasis en la prevención, que va desde la vacunación hasta seguir estrictas normas de higiene y de ingesta segura de alimentos y bebidas.
Síntomas
La hepatitis A puede presentar una variedad de síntomas que varían en intensidad dependiendo de la persona, su edad y su estado de salud previo, y que en ocasiones dificulta el diagnóstico, si no se tiene en cuenta los factores que lo han podido originar.
Para identificarlos mejor, vamos a analizarlos según el momento en el que se producen en relación de cuando se produjo el contagio.
Incubación (entre 2 y 7 semanas)
Suele ser una fase asintomática, en la que el virus está en el organismo, la persona puede contagiar a otras, pero no hay síntomas evidentes.
Fase prodrómica (dura de 3 a 10 días)
Antes de generar un problema de ictericia, piel amarillenta, se generan unos síntomas que son propios de una infección gastrointestinal:
- Fiebre baja o moderada en algunos casos.
- Náuseas y vómitos frecuentes.
- Diarrea, también pueden darse cambios en el ritmo intestinal, combinando episodios de amplias deposiciones con estreñimiento.
- Dolor abdominal, más localizado en la zona del hígado.
- Pérdida del apetito y rechazo a la comida
- Sensación de cansancio y fatiga.
- Dolores musculares y articulares
- Malestar general.
Fase ictérica (1 a 3 semanas)
Cuando aparece la ictericia, además del color amarillento en piel y ojos, que se produce por la acumulación de bilirrubina en sangre, se desarrollan otros síntomas diferenciados:
- Prurito, o picazón de la piel por la acumulación de bilis en sangre.
- Heces claras, incluso blanquecinas.
- Orina muy oscura.
- Aumentan las molestias e incluso el dolor en la zona hepática.
Fase de recuperación
Visualmente la ictericia va desapareciendo, normalizando también el color de heces y orina.
Lo más relevante es que los síntomas digestivos van decayendo, aunque pueden persistir durante meses, con menos intensidad, y el cansancio, que aunque puede perdurar, va desapareciendo. Igualmente, los anticuerpos generados para combatir la enfermedad generan inmunidad de por vida contra el virus.
Solo en pocos casos la hepatitis A puede presentarse de forma más agresiva, generando una insuficiencia hepática grave con alteración del estado mental, sangrado y deterioro de la función hepática. Aunque raro, puede ocurrir en personas con enfermedades hepáticas previas o en edad avanzada.

Causas: ¿Cómo se contagia la Hepatitis A?
Como ya hemos señalado, la hepatitis A es causada por la infección del virus de la hepatitis A o VHA, un virus de la familia picornaviridae que afecta el hígado. Este virus se transmite principalmente por la vía fecal-oral, lo que significa que una persona se infecta al ingerir alimentos, agua o al tener contacto con objetos contaminados con heces de una persona infectada.
- Consumo de agua o alimentos contaminados: el VHA es resistente y puede sobrevivir en el ambiente por períodos prolongados. Por ello, puede contaminar agua mal tratada de ríos, pozos e incluso del grifo en países con deficiente saneamiento y con ello afectar a hielo fabricado con esta agua, frutas y verduras lavadas con esta agua o mariscos crudos o poco cocidos.
- Contacto persona a persona: aunque es menos frecuente, la convivencia con personas infectadas, las relaciones sexuales (especialmente orales y anales) o el contacto con objetos contaminados (toallas, ropas de cama), pueden también transmitir la enfermedad. Compartir jeringas u otros objetos para el consumo de drogas también genera un importante riesgo.
- Falta de higiene: no lavarse las manos adecuadamente tras ir al baño, no usar agua potable para la higiene y preparar alimentos, baños públicos insalubres o el contacto en zonas con saneamiento deficiente o escaso acceso a agua limpia, maximizan el riesgo de contagio. Existen zonas, con amplia demanda de turismo como buena parte de los países de Asia, África o América Latina, donde el riesgo se multiplica. Si se va a viajar a estas zonas, como señalaremos más adelante, es importante vacunarse.
- Contacto con aguas contaminadas: como nadar en ríos, lagos o incluso playas contaminadas.
Los brotes de hepatitis A pueden propagarse rápidamente en entornos donde hay contacto cercano entre personas o donde la higiene no es estricta. Es crucial tener en cuenta que el virus es muy resistente y puede sobrevivir meses en agua, dulce o salada, semanas en alimentos refrigerados e incluso a temperaturas elevadas cuando se cocina.
Por todo ello, la prevención mediante vacunación, higiene y consumo de agua potable es fundamental.
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Tratamiento
Por la naturaleza de este virus, no existe un tratamiento específico para la hepatitis A, ya que el cuerpo es capaz de eliminarlo por sí solo. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y favorecer la recuperación del hígado.
En la mayoría de los casos, la enfermedad se supera en un periodo de 4 a 8 semanas, aunque la fatiga y otros síntomas pueden persistir durante meses en algunos pacientes. Para conseguir pasar la enfermedad lo mejor posible es importante seguir estas pautas:
Cambios de hábitos y estilo de vida
- Descanso: uno de los síntomas más incapacitantes de la hepatitis A es la fatiga extrema. Para combatirla es esencial descansar y evitar el esfuerzo físico intenso.
- Hidratación: a través de agua, infusiones, caldos y sueros orales, especialmente para pacientes con vómitos y diarrea. En el lado contrario hay que evitar alcohol, café y bebidas azucaradas que pueden afectar al hígado.
- Alimentación saludable: aunque no es necesario una dieta especial, es recomendable ingerir alimentos ligeros y ricos en nutrientes, como frutas, verduras o cereales integrales. En el lado contrario hay que evitar grasas saturadas y comidas pesadas como embutidos, fritos y alimentos ultraprocesados, que son difíciles de digerir. También ayuda hacer comidas pequeñas y frecuentes para evitar la sensación de náuseas.
Control de los síntomas
Para aliviar las distintas molestias se pueden seguir estos pasos:
- Fiebre: es de los síntomas más molestos y para ello puede utilizarse paracetamol en dosis bajas, ya que tiene efectos negativos para el hígado en dosis altas.
- Prurito: evitar el rascado excesivo, que puede provocar lesiones en la piel, ropa cómoda para reducir la irritación y en algunos casos usar antihistamínicos para aliviar el prurito, bajo supervisión médica.
- Náuseas y vómitos: con medicamentos antieméticos que disminuyan su frecuencia y efectos.
Hepatitis grave
En menos del 1% de los casos, la hepatitis A puede causar insuficiencia hepática aguda. Esto se produce especialmente en personas mayores o con enfermedad hepática previa. En estos casos, se requiere hospitalización y tratamientos que controlen los síntomas severos como deshidratación o alteraciones en la coagulación.
Algunas personas pueden desarrollar una forma prolongada de la enfermedad con ictericia persistente y picazón severa. En estos casos, el médico puede recetar corticosteroides en dosis bajas para reducir la inflamación hepática.

Cómo prevenirla
Ya hemos visto que las características del virus de la hepatitis A hace que sea una infección viral altamente contagiosa, pero se puede prevenir con medidas de higiene, vacunación y cuidado en el consumo de alimentos y agua.
Vacunación
La vacuna contra la hepatitis A es la forma más efectiva de prevenir la infección. Se administra en dos dosis con un intervalo de 6 meses entre ambas, generando anticuerpos que brinda protección de por vida.
Se puede administrar desde niños de un año, siendo especialmente recomendada para:
- Viajeros a países con alta incidencia.
- Personas que por su trabajo tengan contacto con casos de hepatitis A como trabajadores sanitarios o de la industria alimentaria.
- Si se sufre enfermedades crónicas o trastornos de naturaleza autoinmune con tratamientos biológicos o inmunosupresores que reducen sus defensas naturales.
- Usuarios de drogas inyectables o si practica sexo sin protección.
- Enfermedades hepáticas crónicas.

Higiene personal
Esta debe empezar con un lavado de manos adecuado, con agua y jabón, que debe ser especialmente importante:
- Tras ir al baño o estar en contacto con heces al cambiar de pañales.
- Antes de preparar o consumir alimentos.
- Tras el contacto de superficies públicas (como en el transporte o baños) u objetos que hayan pasado de mano en mano (dinero).
- Contacto con personas enfermas.
En caso de no poder lavarse las manos, se puede suplir con geles antibacterianos, aunque estos no reemplazan el lavado.
Consumo seguro de agua y alimentos
En el caso del agua hay que usarla embotellada en zonas de alto riesgo, no solo para beber, también para lavarse los dientes. Igualmente, hay que evitar el hielo hecho con agua no potable.
Para el uso del agua en caso de limpieza o lavado de alimentos en zonas con acceso deficiente en agua potable, hay que hervir el agua.
En los alimentos hay que seguir estos consejos:
- Lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas.
- Cocinar bien mariscos y carnes, evitando comerlos crudos o poco cocidos (como las ostras o las almejas).
- No consumir alimentos de vendedores ambulantes en zonas con saneamiento deficiente.
- No preparar comida si se tiene síntomas de hepatitis A.
- Desinfectar utensilios de cocina regularmente.
- Usar agua potable para lavar alimentos y cocinar.
Relaciones sexuales seguras
Hay que evitar prácticas de riesgo y usar preservativos o barreras de protección en relaciones anales y orales.
Hay que lavarse las manos y la zona íntima antes y después de tener relaciones y evitar el contacto con secreciones anales durante el sexo.
Evitar el contacto con personas infectadas
Es fundamental lavarse bien las manos después de tocar objetos de la persona infectada, desinfectar superficies comunes, como baños, grifos e inodoros y no compartir utensilios, toallas, ropa de cama o cepillos de dientes.
Las personas con hepatitis A deben evitar preparar comida para otros hasta recuperarse.
En zonas de mayor riesgo de contagio como guarderías, escuelas y lugares públicos, hay que extender el lavado después de cambiar pañales, desinfectar juguetes y otros objetos de uso compartido. Hay que tener en cuenta que los niños pequeños pueden portar el virus sin síntomas y contagiar a otros.
Aunque no suele generar complicaciones graves, la hepatitis A es fácil de contagiar. Sus síntomas como fatiga extrema, ictericia o molestias digestivas, son molestas e incluso confundirse con otro tipo de enfermedades. Por eso es importante consultar a un médico para recibir orientación y evitar complicaciones. La hepatitis A no se vuelve crónica, pero puede afectar a tu bienestar durante semanas, por ello hay que cuidar la alimentación, mantenerse bien hidratado y descansar lo necesario para una recuperación rápida.
Fuentes:
Hepatitis A. Organización Mundial de la Salud. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-a
Hepatitis A. Síntomas y causas. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/hepatitis-a/symptoms-causes/syc-20367007
Hepatitis A. Medline Plus. https://medlineplus.gov/spanish/hepatitisa.html
Hepatitis A. NIH. https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-higado/hepatitis-viral/hepatitis-a