Telemedicina ¿Para qué sirve y cómo funciona?
La pandemia de coronavirus ha supuesto muchos cambios y uno de ellos es en la atención a los pacientes. El cierre o las limitaciones de las consultas médicas presenciales ha supuesto un fuerte impulso a la telemedicina, una forma de atención médica que en los últimos años ya había crecido de forma importante.
Por ello, la telemedicina no debe verse solo como una solución temporal, forzada por las circunstancias actuales. Cuando todo pase, la telemedicina y sus beneficios se quedarán entre nosotros.
Índice
Qué es la telemedicina
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la telemedicina es “la prestación de servicios de salud (en los que la distancia es un factor determinante) por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs)”.
Según esta misma definición su objetivo es “el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades”.
Esta definición deja claro el motivo por el que la telemedicina está creciendo de forma tan importante: las mejoras en las tecnologías de la información y las comunicaciones. Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares correspondiente a 2019 publicado por el Instituto Nacional de Estadística un 91,4% de los españoles tiene acceso a Internet, un 5% más que el año anterior. No solo eso, se ha producido una enorme mejora en su velocidad y en la capacidad de los dispositivos, destacando los móviles.
Pros y contras de la telemedicina
Así, aunque el progreso tecnológico supone un importante impulso a la telemedicina, también muestra una de sus limitaciones. Una de las grandes ventajas, poder asistir a los pacientes en regiones o lugares alejados, se encuentra con la limitación de coincidir con peores conexiones. A medida que estas se universalicen y mejores se convertirá en una herramienta de gran utilidad.
También hay que considerar a la telemedicina no como un sustituto de las consultas o servicios médicos tradicionales, sino como un complemento que en muchos casos mejora su eficiencia, especialmente a nivel asistencial.
Otra importante limitación es la protección de los datos personales. Por todo ello, los sistemas de comunicación y almacenamiento de información deben garantizar esta protección.
Superando todos estos retos la telemedicina ayuda a ser más eficiente en la asignación de los recursos médicos, pudiendo escalar posteriormente a una asistencia presencial si fuera necesario.
Diferentes tipologías de telemedicina
Y es que, la telemedicina presenta distintas modalidades con una indudable aplicación práctica:
- Telemedicina en tiempo real: Es aquella en la que el profesional de la salud interactúa con el paciente en directo a través de videoconferencia u otro medio telemático.
- Telemedicina diferida: Consiste en remitir telemáticamente consultas o pruebas diagnósticas. Se utiliza principalmente en situaciones que no son urgentes.
- Monitorización de pacientes: Con esta modalidad se controla a los pacientes con enfermedades o dolencias crónicas. Los avances tecnológicos en dispositivos que controlan datos como presión arterial, niveles de azúcar en la sangre o control cardiaco permite revisar esos datos cuando se necesite a distancia.
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Aplicaciones prácticas
Con todas estas formas de interacción se consigue una serie de aplicaciones prácticas:
Consultas médicas en medicina general y especialidades: Las diferentes aplicaciones de telemedicina en tiempo real permite al paciente conectarse de forma rápida con un médico dándose en general dos tipos de consultas:
- Primeras consultas de una determinan dolencia: Permite una evaluación previa en la que el médico puede diagnosticar, prescribir medicación o citarle para consulta presencial
- Citas de seguimiento: Especialmente en pacientes crónicos o con un diagnóstico previo claro en el que se comprueba el estado del paciente y si ha tenido cambios significativos.
Consultas de urgencia: En este caso la relación no suele establecerse tanto entre paciente y médico, como entre personal sanitario. Gracias a la telemedicina un médico de urgencia, por ejemplo, puede contactar con un centro hospitalario y adelantarle tanto su primer diagnóstico como las pruebas que le haya tomado, mejorando con ello el tratamiento una vez que llegue al centro hospitalario.
Teleasistencia: Dentro del seguimiento de las personas mayores o aquellas con algún tipo de discapacidad que requiera su seguimiento a distancia la parte relacionada con la salud tiene una mayor importancia.
En este caso, la telemedicina se beneficia de los avances tecnológicos que permite enviar de forma remota monitorizar variables importantes para muchos pacientes como frecuencias cardiacas, niveles de glucosa, tensión, etc.
Además de todo ello combina también un mejor acceso a servicios de urgencia o del seguimiento de tratamientos médicos.
En definitiva, las nuevas tecnologías, que tanto influyen en la mejora de la medicina y el mejor cuidado de tu salud con la telemedicina también se convierte en una alternativa que complementa la relación con tu médico.