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Qué es el síndrome de Estocolmo y cómo identificarlo

persona retenida

Todas las personas reaccionamos con distintas respuestas adaptativas para afrontar situaciones de amenaza, estrés o peligro extremo. Estas son distintos mecanismos psicológicos y conductuales que el ser humano desarrolla con la función principal es favorecer la supervivencia, ya sea preparando al organismo para la huida, la defensa o la búsqueda de seguridad. Entre ellas se encuentran reacciones biológicas como la respuesta de lucha o huida, la parálisis por miedo, estrategias cognitivas como la minimización del riesgo y en algunos contextos respuestas más complejas, como ocurre con el síndrome de Estocolmo.

Esta respuesta adaptativa se produce en personas expuestas a un cautiverio o relación de abuso que desarrollan un vínculo emocional positivo hacia su agresor. Aunque pueda parecer contradictorio, este fenómeno no deja de ser una adaptación psicológica que ayuda a reducir la ansiedad y aumentar las posibilidades de supervivencia en entornos dominados por la violencia y la indefensión. Por todo ello, comprender por tanto sus causas y consecuencias es de gran utilidad.

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Definición del síndrome de Estocolmo

Como ya hemos adelantado, el síndrome de Estocolmo es un fenómeno psicológico en el que una persona retenida contra su voluntad o sometida a una situación de abuso o violencia desarrolla sentimientos positivos hacia su captor o agresor. Estos sentimientos pueden incluir simpatía, empatía, apego emocional o incluso defensa de la persona que la somete, llegando en ocasiones a justificar sus acciones.

Aunque no está reconocido como un trastorno psiquiátrico en manuales diagnósticos, el síndrome de Estocolmo se entiende como una respuesta adaptativa a situaciones extremas de estrés, miedo e indefensión. Se interpreta como un mecanismo de supervivencia: al identificarse con el agresor, la víctima reduce la percepción de amenaza y aumenta sus posibilidades de sobrellevar el cautiverio o la violencia.

Síntomas del síndrome de Estocolmo

Los síntomas del síndrome de Estocolmo no están estandarizados clínicamente, pero si tienen toda una serie de patrones psicológicos y conductuales característicos. Entre los más comunes se encuentran:

  • Sentimientos positivos hacia el agresor o captor, que van desde el afecto, la minimización de la violencia sufrida, justificación de las acciones del agresor y excusar comportamientos violentos o coercitivos.
  • Lealtad y defensa del captor: puede llegar a protegerlo frente a la policía, la familia o terceros.
  • Estado emocional ambivalente: miedo y gratitud a la vez.
  • Dependencia emocional y psicológica: la víctima desarrolla la creencia de que necesita al captor para sobrevivir.
  • Desconfianza, hostilidad o rechazo hacia quienes intentan ayudar o liberar: se percibe a las fuerzas de rescate como amenaza en lugar de como salvación.
  • Síntomas de ansiedad, estrés y confusión.
  • Dificultad para distinguir entre peligro real y seguridad.
mujer con ansiedad

Causas y factores desencadenantes

Las causas y factores desencadenantes del síndrome de Estocolmo se relacionan con la manera en que la mente intenta adaptarse a situaciones extremas de peligro e indefensión. No existe una única causa, sino una combinación de factores psicológicos, sociales y de contexto:

  1. Situación de amenaza intensa y prolongada: estar retenido bajo miedo a la muerte, a la violencia física o psicológica. La percepción de un peligro constante activa mecanismos de supervivencia que alteran la relación entre víctima y agresor.
  2. Dependencia absoluta del captor para sobrevivir en aspectos como obtener comida, agua o descanso. Esto genera una asimetría total de poder que puede derivar en apego hacia quien controla la situación.
  3. Conductas ambiguas del agresor: alterna violencia con pequeños gestos de “bondad” interpretándolo la víctima como muestras de compasión, lo que refuerza la identificación positiva.
  4. Aislamiento social: la falta de contacto con familiares o amigos lleva a que el único referente sea el agresor. Esto favorece que se cree un vínculo emocional con él.
  5. Necesidad psicológica de control y adaptación: el cerebro busca reducir la ansiedad creando una narrativa que haga la situación más soportable.
  6. Duración del cautiverio o de la violencia: cuanto más largo es el tiempo de sometimiento, mayor probabilidad de que aparezca el síndrome. También se da en relaciones abusivas crónicas de violencia de género, maltrato infantil o pertenencia en sectas.
  7. Factores individuales de la víctima: como alta sensibilidad emocional, baja autoestima o experiencias traumáticas previas pueden aumentar la vulnerabilidad. También influye el nivel de resiliencia o no desarrollar estrategias para afrontar problemas.

El síndrome de Estocolmo en parejas

Aunque el síndrome de Estocolmo se ha relacionado casi siempre con casos de secuestro, es también muy común en las relaciones de pareja. Aparece cuando una persona desarrolla apego, justificación y lealtad hacia su compañero o compañera, a pesar de sufrir maltrato físico o emocional.

Algunos rasgos frecuentes son:

  • Justificación de la violencia: la persona maltratada interpreta los actos de control o agresión como muestras de preocupación e incluso amor.
  • Dependencia emocional: la víctima llega a sentir que no puede vivir sin su pareja, reforzando el vínculo incluso ante el daño.
  • Lealtad y defensa del agresor: puede minimizar los hechos, negar el maltrato o incluso culparse a sí misma.
  • Aislamiento social: la pareja abusiva limita el contacto con familiares o amigos, reforzando la dependencia psicológica.

En estos casos, el síndrome de Estocolmo funciona como una respuesta adaptativa distorsionada, que busca disminuir la percepción del peligro y mantener un vínculo con la única figura de referencia: la pareja agresora. Esto lo convierte en un fenómeno estrechamente relacionado con la violencia de género y relaciones definidas por dinámicas de poder desequilibradas.

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Ejemplos y casos conocidos

Existen varios casos históricos y mediáticos que ilustran el síndrome de Estocolmo y han contribuido a difundir el concepto en la opinión pública. Algunos de los más conocidos son:

Caso Norrmalmstorg (Suecia, 1973)

Es el que dio origen del término. Durante un asalto a un banco en Estocolmo, los ladrones mantuvieron rehenes durante seis días. Sorprendentemente, los rehenes mostraron simpatía y apoyo hacia los captores, llegando a defenderlos públicamente y a negarse a testificar en su contra. El criminólogo y psiquiatra Nils Bejerot acuñó entonces la expresión “síndrome de Estocolmo”.

Patricia Hearst (EE.UU., 1974)

Nieta del magnate de prensa William Randolph Hearst. Fue secuestrada por el grupo armado Ejército Simbionés de Liberación. Tras semanas de cautiverio, se unió a sus captores y participó en un robo a un banco. Alegó en el juicio que había desarrollado un vínculo psicológico como mecanismo de supervivencia.

Natascha Kampusch (Austria, 1998-2006)

Más reciente es el caso de Natascha Kampusch, secuestrada a los 10 años y retenida durante 8 años en un sótano por Wolfgang Priklopil. Tras su huida, declaró sentir cierta compasión y comprensión hacia su secuestrador, pese al sufrimiento vivido.

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Tratamiento y recuperación

El tratamiento y la recuperación del síndrome de Estocolmo se centran en revertir el vínculo emocional distorsionado que la víctima desarrolla hacia su agresor y en restaurar su autonomía psicológica. Tras una evaluación inicial en la que se identifica la magnitud del trauma y el grado de dependencia emocional se empiezan a aplicar diferentes estrategias.

Psicoterapia

Son varias las herramientas que se pueden utilizar:

  • Terapia cognitivo-conductual: ayuda a identificar y modificar pensamientos distorsionados y a sustituirlos por interpretaciones más realistas.
  • Terapia de exposición gradual: permite trabajar recuerdos del trauma reduciendo el miedo asociado.
  • Terapia de grupo: compartir experiencias con otras víctimas de violencia o abuso rompe el aislamiento y refuerza la recuperación.
  • Mindfulness: útiles para reducir ansiedad y mejorar la gestión emocional.

Apoyo farmacológico

Un psiquiatra puede considerar el uso de fármacos ansiolíticos o antidepresivos para tratar síntomas graves de ansiedad o depresión. Los fármacos funcionan como apoyo, no como solución.

Reintegración y fortalecimiento personal

Fomentar la autonomía y autoestima a través de talleres, actividades sociales y nuevos proyectos personales. En este proceso se trabajan fundamentalmente dos aspectos:

  • Técnicas de resiliencia: aprender a reinterpretar la experiencia sin quedar atrapado en ella.
  • Educación emocional y en relaciones sanas, para prevenir recaídas en vínculos abusivos.

Apoyo social y familiar

La familia y amigos son fundamentales para reconstruir redes de apoyo para que la víctima no dependa del agresor. Es importante que haya acompañamiento en el proceso de separación, si se trata de violencia de pareja y también formar parte de grupos de ayuda mutua y asociaciones de víctimas.

La recuperación suele ser un proceso largo y gradual, ya que implica deshacer un lazo emocional construido en condiciones de miedo y dependencia. Con tratamiento adecuado y apoyo social, la mayoría de las personas logra superar la experiencia y reconstruir una vida libre de vínculos abusivos.

Fuentes:

El Síndrome de Estocolmo – Clínica y Salud. Scielo. https://scielo.isciii.es/pdf/clinsa/v29n2/1130-5274-clinsa-29-2-0081.pdf

La controvertida y sorprendente historia del síndrome de Estocolmo. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-56077390

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Redactor Salud y Consumo
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Licenciado en ADE por la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en comunicación por la Universidad Complutense, lleva desde el año 2002 escribiendo sobre temas de consumo, salud y divulgación en general, tanto en revistas escritas como Dinero y Salud, asociaciones y diversas páginas web. Además de ser colaborador en medios escritos (Expansión, Cinco Días, idealista.com, El País, Libertad Digital, El Confidencial,…) Radio (COPE, Onda Cero, Cadena Ser, Onda Madrid…) y Televisión (Telecinco, Antena 3, Telemadrid…).