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Sarampión: causas y síntomas para reconocerlo

sarampion en niños

Hoy en día, a pesar de las investigaciones médicas y las vacunas existentes, todavía existen enfermedades contagiosas que se transmiten con facilidad y que, además, afectan tanto a niños como a adultos, independientemente del sexo y la edad. Una de esas enfermedades es el sarampión.

OMS y UNICEF advierten que se están dando las condiciones propicias para que se produzcan graves brotes debido a la relajación de los programas de vacunación, y a los grandes movimientos de población por crisis y conflictos internacionales. Por ello, es muy importante conocer cuáles son los síntomas, las causas y los posibles tratamientos, para poder hacerle frente cuanto antes y evitar complicaciones futuras.

A pesar de que existe una vacuna segura y costoeficaz, se estima que en 2021 hubo 128 000 fallecimientos por sarampión en todo el mundo, en su mayoría, niños menores de cinco años no vacunados o que no habían recibido la pauta completa. En 2022, alrededor del 83% de los niños de todo el mundo recibieron una dosis de la vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año a través de los servicios de salud ordinarios; se trata del porcentaje más bajo desde 2008.

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Sarampión: descripción de la afección

Según informa la Red de Vigilancia Epidemiológica Española (RENAVE), el sarampión es una enfermedad exantemática, es decir, infecciosa y sistemática con alto grado de contagiosidad que se desarrolla, principalmente, con la presencia de erupciones cutáneas.

El sarampión original es una infección viral que viene causada por un virus llamado Morbillivirus, perteneciente a la familia de los Paramyxoviridae y que se reproduce en la nariz y la garganta de las personas infectadas. A nivel mundial, es una de las principales causas de mortalidad en niños pequeños.

Pese a que existe una vacuna que previene del contagio de este virus, éste sigue afectando a la población mundial, en algunas zonas con más intensidad que en otras debido a la desnutrición y la falta de medicamentos disponibles.

En España hace ya muchos años que se inició la campaña de prevención contra el sarampión y, aunque los casos están siendo controlados y reducidos paulatinamente año tras año, todavía se producen brotes que ponen en riesgo la salud de muchos ciudadanos.

En edad infantil, el sarampión puede considerarse una enfermedad benigna en general, aunque en adultos y niños muy pequeños, pueden darse casos de sarampión grave que lleguen a desarrollar neumonía, encefalitis e incluso provocar la muerte.

Ilustración que muestra el virus del sarampión

Causas del sarampión

La principal causa del sarampión es el contagio por parte de otra persona ya infectada con él. Una característica preocupante del sarampión es que una persona puede ser contagiosa varios días antes de que aparezcan los síntomas. Esto significa que incluso si alguien no parece estar enfermo, puede transmitir el virus a otras personas. Es por esto que debemos tener en cuenta que el sarampión es altamente contagioso desde los 4 días previos a que se inicien los síntomas hasta 4 días después, manteniendo un periodo de incubación de entre 8 y 12 días.

Se contagia a través de las gotitas de saliva que las personas producen al toser, estornudar o hablar y pueden permanecer activas en el aire, o en algunas superficies, durante por lo menos 2 horas. Por tanto, aunque el contacto con la persona infectada no sea directo, sí es posible contraer la enfermedad si se ha compartido espacio con ésta.

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Factores de riesgo

Los factores de riesgo para contraer sarampión son diversos y varían según cada persona. A continuación se detallan algunos de los factores de riesgo más relevantes:

  • Falta de vacunación: las personas que no han recibido la vacuna triple viral (SRP) tienen un riesgo significativamente mayor de contraer la enfermedad.
  • Exposición a personas infectadas: la cercanía con alguien enfermo, especialmente en entornos con alta densidad poblacional, aumenta el riesgo de transmisión.
  • Déficit inmunológico: individuos con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos con enfermedades crónicas, VIH/SIDA o bajo tratamiento inmunosupresor, tienen un mayor riesgo de complicaciones graves debido al sarampión.
  • Viajes a áreas de riesgo: las personas que viajan a regiones donde el sarampión está más extendido tienen un mayor riesgo de exposición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) proporciona información actualizada sobre las áreas con brotes activos.

Síntomas del sarampión

Los síntomas del sarampión se presentan, inicialmente, con fiebre muy alta, malestar general, estornudos, tos, una rinorrea intensa (expulsión de mocos claros por la nariz) y una fuerte conjuntivitis que puede durar entre 2 y 5 días.

Tras estos primeros síntomas, empiezan a aparecer pequeños sarpullidos por detrás de las orejas que, poco a poco, van extendiéndose por todo el cuerpo. Son de color rojo y no provocan picor intenso.

Como rasgo característico del sarampión, hay que destacar la aparición de pequeñas lesiones blanquecinas en el interior de la boca, llamadas manchas de Koplik. Y que, sin duda, son de gran ayuda para que los médicos puedan diagnosticar con precisión la infección, ya que suelen aparecer antes que los sarpullidos.

Termómetro da un valor de 38,5 grados de temperatura corporal en un niño con sarampión

Complicaciones

Las complicaciones del sarampión pueden variar en gravedad y afectar diferentes sistemas del cuerpo. Aunque muchas personas se recuperan sin problemas, un sarampión atípico puede generar complicaciones más serias como:

  • Otitis media: la infección del oído medio es una complicación frecuente del sarampión, especialmente en niños. Puede causar dolor y pérdida temporal de la audición.
  • Neumonía: la inflamación de los pulmones es una complicación grave que puede surgir después del sarampión. Puede requerir hospitalización y, en casos extremos, puede ser potencialmente mortal.
  • Encefalitis: la inflamación del cerebro es una complicación rara pero grave. Puede provocar convulsiones, alteraciones mentales y, en casos extremos, llevar al coma o la muerte.
  • Complicaciones respiratorias: problemas como la traqueobronquitis aguda, pueden surgir durante la infección y complicar la recuperación.
  • Bajada de las plaquetas: en algunos casos, el sarampión puede afectar la producción de plaquetas en la sangre, aumentando el riesgo de hemorragias.
  • Diarrea intensa: sobre todo en niños malnutridos y pacientes inmunodeprimidos.

¿Cómo es el sarampión en adultos?

El sarampión en adultos puede resultar mucho más peligroso que cuando la infección se produce siendo un niño. A partir de los 20 años, en mujeres embarazadas o personas con el sistema inmunitario debilitado, es más posible que se desarrollen complicaciones que puedan llegar a provocar hasta la muerte.

Algunas de estas complicaciones pueden ser neumonía, encefalitis o panencefalitis esclerosante subaguda. Y, en el caso de embarazo, puede causar abortos espontáneos, malformaciones o incluso problemas cerebrales en el feto.

Tratamiento

Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tratamiento del sarampión se centra principalmente en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Dado que el sarampión es una enfermedad viral, no hay un tratamiento específico para combatir el virus en sí. Aquí se detallan las principales medidas de tratamiento y cuidados que se suelen aplicar:

  1. Reposo y aislamiento: los pacientes con sarampión deben descansar y evitar el contacto cercano con otras personas para prevenir la propagación del virus. El aislamiento es especialmente crucial durante el período contagioso, que comienza unos días antes de que aparezcan los síntomas y continúa hasta varios días después de la aparición de la erupción.
  2. Hidratación adecuada: mantener una buena hidratación es esencial, especialmente si hay fiebre. Beber líquidos ayuda a prevenir la deshidratación, que puede ocurrir debido a la fiebre y la pérdida de líquidos durante la enfermedad.
  3. Control de la fiebre: se pueden usar medicamentos como el paracetamol o el ibuprofeno bajo la supervisión de un profesional de la salud para controlar la fiebre y aliviar la incomodidad. Sin embargo, se deben evitar medicamentos que contengan aspirina en niños y adolescentes con sarampión debido al riesgo de síndrome de Reye.
  4. Hospitalización: en casos de complicaciones como neumonía o encefalitis, el tratamiento puede ser más intensivo y puede requerir hospitalización. Los pacientes pueden necesitar oxígeno, líquidos intravenosos y otros cuidados de apoyo según sea necesario.
  5. Vitamina A: la administración de esta vitamina puede ser recomendada en áreas donde hay deficiencia de esta vitamina. La suplementación con vitamina A se ha asociado con una reducción en la gravedad y la mortalidad del sarampión, especialmente en áreas donde la deficiencia de vitamina A es común.
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Prevención

La única y más recomendable prevención para no contraer el sarampión en adultos y niños, es la vacunación. Esta vacuna se llama triple vírica (MMR) e inmuniza contra el sarampión, las paperas y la rubéola, creando anticuerpos para las tres enfermedades.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades recomiendan la vacunación de todos los niños, con una primera dosis entre los 12 y los 15 meses de vida y, una segunda, entre los 4 y los 6 años.

📌 Recuerda que las vacunas infantiles son importantes para proteger a los pequeños ante enfermedades como el sarampión ¿Quieres más información? Consulta nuestro post Calendario de vacunación infantil 2023

En los adultos también es aconsejable vacunarse contra el sarampión si no se ha hecho ya siendo un niño y, sobre todo, en todas aquellas personas que han nacido antes del 1957 y no cuentan con pruebas de inmunidad al respecto. Se recomienda la vacunación con dos dosis de vacuna TV, con un intervalo entre dosis de al menos 4 semanas, a las personas nacidas después de 1970 que no tengan historia de vacunación con dos dosis de vacuna MMR. En el caso de que el adulto hubiera recibido con anterioridad una única dosis, se administrará una segunda (manteniendo el intervalo anteriormente especificado). En las personas nacidas antes de 1970 se asume que son inmunes por haber padecido la enfermedad con anterioridad.

Enfermera procede a vacunar a un niño en su brazo

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