Medicamentos anticoagulantes: Para qué sirven, tipos y quién los toma
Los medicamentos anticoagulantes son esenciales para muchas personas que tienen problemas cardiovasculares y de coagulación de la sangre y, según la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados, más de un millón de personas los toma en nuestro país.
Con los anticoagulantes se consiguen salvar muchas más vidas de las que nos imaginamos, lo que hace que sea esencial que el cardiólogo los recete cuando sean necesarios pero, además, que haga un seguimiento exhaustivo del tratamiento para evitar complicaciones que puedan afectar a la salud.
Índice
¿Qué es un medicamento anticoagulante?
Los medicamentos anticoagulantes evitan la coagulación de la sangre. En concreto, retrasan el tiempo que la sangre tarda en coagularse evitando que los coágulos que ya existen crezcan y se previene de que se formen otros nuevos dentro de los vasos sanguíneos. De este modo, resulta mucho más difícil que el paciente pueda sufrir una embolia o una trombosis.
La coagulación de la sangre
La hemostasia es el proceso que lleva a cabo el propio cuerpo para detener el sangrado de los vasos sanguíneos que, de algún modo, se han lesionado. Por tanto, la hemostasia es el proceso natural de coagulación que debe llevar al cuerpo a regular el sangrado de las lesiones que éste padezca.
El proceso de coagulación de una persona sana, ante una lesión que provoque daño en los vasos sanguíneos, es el siguiente:
- Contracción de los vasos sanguíneos para limitar la cantidad de sangre que se pierde
- Acción de las plaquetas para que potencien la coagulación y así se contenga el sangrado
- Puesta en marcha de unas proteínas en concreto que, junto con las plaquetas, ayudan a que se lleve a cabo una buena coagulación de la sangre.
Por tanto, el cuerpo crea la coagulación de la sangre que es una especie de tapón capaz de detener el sangrado y terminar con la hemorragia.
Pero en todo este proceso se pueden dar tres casos muy diferentes:
- Que todo vaya correctamente y el cuerpo coagule bien, que es lo que debería ser y supondría que la persona se encuentra en un buen estado de salud.
- Que se tenga muy poca coagulación y, por tanto, ante la mínima lesión, la persona sangre en exceso, lo que podría dar lugar a hemorragias muy graves.
- Y, por último, que se tenga una coagulación excesiva que provoque coágulos que taponen los vasos sanguíneos e impidan que estos sangren.
Tanto el segundo como el tercer caso pueden derivar en situaciones realmente peligrosas para la persona que los sufre, ya que se podrían provocar accidentes cardiovasculares, infartos, embolias, trombosis, ictus…
La trombosis
La trombosis se produce cuando un coágulo, o trombo, se forma en un vaso sanguíneo. Esto afecta al sistema circulatorio, que no puede hacer llegar la sangre necesaria a los diferentes órganos y, como consecuencia, estos se dañan.
Existen dos tipos de trombosis:
- Las trombosis venosas, si el coágulo se forma en la vena. Suele producirse en las extremidades inferiores como consecuencia de factores de riesgo como la edad avanzada, la falta de movimiento, un infarto de miocardio, cirugías, traumas… En los casos más graves puede llegar a provocar una embolia pulmonar.
- Las trombosis arteriales, si el coágulo se forma en la arteria y viene dada por una lesión vascular provocada por la falta de oxígeno necesario en dicha zona.
La trombosis puede afectar a cualquier tipo de persona, independientemente de su edad o raza, por lo que es importante acudir al médico de cabecera en las revisiones que sean necesarias para que éste pueda hacer los exámenes médicos pertinentes.
Anticoagulantes más conocidos
Los anticoagulantes están destinados para las personas que han padecido una trombosis o una embolia o que tienen un alto riesgo de sufrirlas. Como hemos dicho, muchísimas personas de nuestro país tienen que tomarlos y, gracias a ellos, pueden llevar a cabo una vida dentro de la normalidad pese a que deben acudir a sus revisiones médicas.
Entre los anticoagulantes más conocidos cabe destacar los tres siguientes:
Medicamentos anti vitamina K
Los anticoagulantes orales son los más habituales en pacientes que precisan tomarlos. Los más conocidos son los anti vitamina K, como el Sintrom, que deben utilizarse a modo de prevención durante un largo periodo de tiempo. En cardiología se utilizan para los pacientes con fibrilación auricular y con prótesis valvulares.
Es necesario que el especialista médico regule la dosis según la persona y, por supuesto, que lleve a cabo un estricto control del tratamiento.
Medicamentos anticoagulantes orales de acción directa
Entre los anticoagulantes orales también están los de acción directa como el rivaroxabán, el dabigatran, el apixaban o el edoxaban, que bloquean el sistema de coagulación en un determinado momento del proceso.
Es fundamental que el paciente que los toma sea consciente de que es imprescindible que las tomas se lleven a cabo correctamente para así evitar una hemorragia o incluso un ictus y no necesitan llevar a cabo un control médico tan exhaustivo puesto que tienen un efecto anticoagulante predecible. Tienen la misma eficacia que la Warfarina y que el Sintrom, pero presentan un riesgo hemorrágico un poco menor que éstos.
La heparina
Según la Sociedad de Medicina Interna Española, la heparina se administra a través de una inyección en la grasa abdominal una o dos veces al día en función del peso del paciente.
Se utilizan para conseguir una anticoagulación rápida o cuando es necesario tener que retirar el tratamiento con anticoagulantes orales, ya sea de anti vitamina K o de acción directa.
Anticoagulantes naturales
En ningún caso, y bajo ningún concepto, se debe desobedecer las indicaciones del médico especialista que ha recetado anticoagulantes a un paciente y dejar de tomarlos.
Pero, para mejorar el efecto que éstos medicamentos provocan en nuestra salud, existen ciertos anticoagulantes naturales que pueden ayudar al paciente y que, además, también pueden ser buenos para bajar los niveles de glucosa en sangre, por ejemplo.
Algunos de los más eficaces son:
- Jengibre: favorece la disolución de la sangre. Puede consumirse en infusión o como condimento alimentario.
- Cebolla: el antibiótico natural más valorado que, además, es un anticoagulante natural. Es preferible consumirla cruda.
- Ajo: consumir ajo frecuentemente contribuye a bajar el colesterol y a prevenir la formación de coágulos. No importa la forma en la que se consuma.
- Agua: el consumo de agua evita que la sangre se espese y, además, es muy beneficiosa para nuestro organismo y para mantenerlos hidratados. Recuerda que es importante tomar, al menos, 2 litros de agua al día.
- Uvas: las uvas tienen, también, un efecto coagulante.
Los medicamentos anticoagulantes pueden llegar a salvarte la vida, así que si tu médico te ha recetado que los tomes, es importante que no olvides ninguna dosis y que mantengas todas las indicaciones médicas que te han dado.
Es importante, también, que acudas periódicamente a las visitas de seguimiento para que puedan controlar que todo va bien y regular la dosis si fuera necesario.
En Aegon velamos por tu salud y la de tu familia, así que cuídate, lleva a cabo una vida sana, una dieta equilibrada y, ante cualquier necesidad médica, no dudes en hacer uso de tu seguro de salud.