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¿Qué es el paludismo, cómo se previene y cuál es su tratamiento?

paludismo

De todas las enfermedades tropicales, una de las más comunes y graves es el paludismo. El paludismo, también conocido como la malaria, es una enfermedad infecciosa producida por parásitos del género Plasmodium y transmitida a través de la picadura de mosquitos. Por sus consecuencias y por su forma de transmisión es una enfermedad en la que es fundamental las labores de prevención y para ello, conocer todos los aspectos de esta enfermedad.

¿Qué es el paludismo?

Como hemos señalado, el paludismo se produce por la picadura de un mosquito, en concreto, una treintena de subespecies del anófeles hembra. Los mosquitos del género anofeles depositan sus huevos en el agua estancada y salen en busca de sangre para alimentarlos, trasmitiendo la enfermedad a través del parásito plasmodium.

Hay cuatro tipos de paludismo humano derivado de cuatro variables de Plasmodium:

  • Falciparum.
  • Vivax.
  • Malariae.
  • Ovale.

De estos destaca:

  • Plasmodium Falciparum: el más frecuente y responsable de la mayoría de las muertes por paludismo o malaria en África.
  • Plasmodium Vivax: más común en los países subsaharianos.

Y es que, aunque es una enfermedad que se puede prevenir, es potencialmente mortal. De hecho, cada año se producen más de 200 millones de casos y casi medio millón de muertes por esta enfermedad infecciosa, de los cuales, la mitad son niños.

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Origen del paludismo

El origen del paludismo, como de otras muchas enfermedades, proviene de otros animales, como se cree que ocurre con la COVID-19.

Los mosquitos son meros portadores y, por lo tanto, rastrear el origen del parásito plasmodium ha sido todo un reto para el mundo científico.

En 2010 un grupo de científicos tras analizar muestras fecales de gorilas occidentales que contenían parásitos plasmodium, hicieron un descubrimiento muy relevante. Uno de los tres parásitos alojados en los gorilas era muy parecido a la versión humana del plasmodium falciparum.

Así, el paludismo o malaria comenzó en los gorilas y luego los mosquitos lo empezaron a transmitir a los humanos.

Paludismo

Hoy en día la forma de transmisión principal es a través de los mosquitos, pero también se puede transmitir de forma directa entre personas:

  • De la placenta al feto de un bebé.
  • Por transfusiones de donantes que hayan padecido la enfermedad.

A pesar de su virulencia, en regiones donde la malaria es altamente endémica, las personas han desarrollado la inmunidad adquirida. Con ello, se convierten en portadores más o menos asintomáticos del parásito.

Síntomas del paludismo

Los síntomas del paludismo aparecen entre 10 y 15 días después de la picadura del mosquito anofeles hembra. Al principio los síntomas son leves y se pueden confundir con otras dolencias ya que son muy comunes:

  • Fiebre y sudoración.
  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas y escalofríos.

La fiebre y los escalofríos son síntomas cíclicos que se repiten cada dos o tres días. Es importante empezar el tratamiento con los primeros síntomas porque la enfermedad se agrava con mucha rapidez y pone en riesgo la vida del paciente, llegando a producirse:

  • Tos.
  • Heces con sangre.
  • Dolores musculares.
  • Ictericia.
  • Defectos de la coagulación sanguínea
  • Shock.
  • Insuficiencia renal o hepática.
  • Trastornos del sistema nervioso central.
  • Coma.

En el caso de estar infectados por Plasmodium Falciparum, el parásito produce la malaria más aguda y grave. Sus síntomas son incluso más graves en niños y embarazadas, llegando a producir:

  • Secuestro de hematíes” en su circulación sanguínea, impidiendo su paso por el bazo y, por tanto, destruyéndolos.
  • Malaria cerebral, con alteraciones en el nivel de conciencia, convulsiones, hipoglucemia, hemorragias y hasta coma, como signos más graves.

Diagnóstico del paludismo

En el paludismo es fundamental realizar un diagnóstico rápido, basado en la aparición de estos síntomas en áreas geográficas donde esté presente esta enfermedad.

Es fundamental poder empezar cuanto antes con el tratamiento.  La enfermedad progresa a gran velocidad y se puede convertir en mortal.

Para realizar el diagnóstico es necesaria una exploración física complementada, obligatoriamente y siempre que sea posible, con pruebas parasitológicas para identificar con certeza la enfermedad y el tipo de parásito que la causa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda estas pruebas, antes de comenzar el tratamiento, y pueden ser realizadas mediante microscopia o pruebas serológicas de detección de anticuerpos en la sangre.

Así se determinará el tipo de parásito que ha causado la enfermedad, su virulencia y mejor tratamiento.

Tratamiento del paludismo

En la actualidad, no existe una vacuna completamente eficaz, pero hay proyectos y en desarrollo.

El primer intento de una vacuna sintética contra el paludismo o malaria fue realizado en 1997 por el equipo de Manuel Elkin Patarroyo siendo sus resultados negativos en África y modestos en Suramérica. Desde 2010, la vacuna aparece catalogada como “inactiva” por la OMS.

Alrededor del 40% de la población mundial vive en zonas afectadas por la malaria, siendo principalmente países pobres, por lo que la prevención es fundamental.

El método más eficaz para prevenir el paludismo son los mosquiteros tratados con insecticida (MTI). Se ha comprobado como su uso reduce de forma importante la mortalidad.

Si aún así, se llega a contraer la enfermedad, es importante tratarla con medicamentos en los episodios iniciales. Lo más habitual es un tratamiento combinado de algún fármaco específico con artemisinina.

La OMS recomienda:

  • Que el tratamiento se aplique rápidamente, si es posible, en las 24 siguientes al inicio de los síntomas.
  • En las embarazadas de zonas muy endémicas, dosis profilácticas que eliminen periódicamente los parásitos que pueda tener en la placenta.
  • La fumigación de interiores con insecticidas para matar los mosquitos que haya en las paredes y techos.
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En el caso de la administración de medicación, el mayor problema actual es que el parásito se ha hecho resistente a los medicamentos, uno de los riesgos del suministro amplio de antibióticos. Por ello el tratamiento ha ido evolucionando, y se recomienda que no sea único, sino que se combine entre algunos de los siguientes:

  • Primaquina.
  • Cloroquina.
  • Atavacuona.
  • Lumefantrine.
  • Quinina.
  • Artemisia annua.
  • Artemisia afra.

Aunque su incidencia es muy alta en algunas zonas, especialmente en África. En otros países, como Maldivas o Sri Lanka, se ha certificado su eliminación.

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Un esfuerzo en la prevención, tratamiento y eliminación del causante de la transmisión, el mosquito, consigue resultados, en enfermedades que como el paludismo o malaria que siguen condicionando la vida de cientos de millones de personas en el mundo.

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Redactor Salud y Consumo
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Licenciado en ADE por la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en comunicación por la Universidad Complutense, lleva desde el año 2002 escribiendo sobre temas de consumo, salud y divulgación en general, tanto en revistas escritas como Dinero y Salud, asociaciones y diversas páginas web. Además de ser colaborador en medios escritos (Expansión, Cinco Días, idealista.com, El País, Libertad Digital, El Confidencial,…) Radio (COPE, Onda Cero, Cadena Ser, Onda Madrid…) y Televisión (Telecinco, Antena 3, Telemadrid…).