El sesgo de la ilusión de control o por qué se disparó la compra del papel higiénico
El papel higiénico se convirtió de la noche a la mañana en un producto de lujo tras decretarse el estado de alarma por el coronavirus y no fue por casualidad. ¿Porqué la gente se lanzó a la compra del papel higiénico? ¿Tiene algo de especial el papel higiénico que lo haga tan imprescindible? Nada más lejos de la realidad. El que sí lo tiene es nuestro cerebro.
Ante situaciones de pánico, estrés o simplemente cuando debe tomar una decisión complicada, la mente humana tiende a dejar la lógica de lado y actuar de forma más compulsiva. La culpa la tienen los sesgos cognitivos, unos resortes que el cerebro activa de forma automática como respuesta a estos estímulos.
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Los sesgos cognitivos son la respuesta innata de nuestra parte animal y no siempre es la más adecuada. En el caso de la compra de papel higiénico, un artículo de los profesores Andy Yap de INSEAD, Hcarlene Yen, de Nanyang Business Shcool y Leonard Lee, de NUS Business Scool, apunta al sesgo de la ilusión de control.
Índice
Qué es el sesgo de la ilusión de control
Aquí nos podemos encontrar una explicación de porqué la gente se lanzó en la compra del papel higiénico en el inicio de la pandemia del Cronavirus. Este sesgo ilustra la tendencia natural del cerebro a creer que puede controlar o por lo menos influenciar casi cualquier evento, incluso los que son totalmente aleatorios.
La ilusión del control es el motivo por el un jugador sopla los datos antes de tirar buscando controlar su suerte o por el que repites indumentaria para ver los partidos de tu equipo si la última vez ganó (o por la que desechas ponerte algina si perdió)
La realidad es ni soplar los datos te va a ayudar a conseguir la tirada que buscas, salvo que estén trucados, ni vestirte de una forma determinada en casa hará que tu equipo gane. El primero es un evento totalmente aleatorio y en el segundo tu capacidad de influencia es absolutamente nula. Sin embargo, son dos actos que la mayoría de personas repiten con frecuencia y no son los únicos en los que el sesgo de la ilusión de control está presente.
La sensación de que tenemos el control
Impulsado por el sesgo de la ilusión de control, es fácil que pulses el botón del ascensor varias veces después de llamar por primera vez esperando que llegue antes cuando sabes que no lo hará. Que pulses una, cinco o 100 veces no acelerará el ritmo del ascenso. En este sentido, en Nueva York descubrieron que los neoyorquinos seguían pulsado los botones de los semáforos para que se pusiesen en verde incluso sabiendo que ya no funcionaban o que el tiempo de espera no iba a variar.
Lo que nuestro cerebro busca con estas acciones es sentir que tiene cierto control sobre la situación, que no está sujeto a un evento sobre el que no puede incidir. Algo parecido es lo que ha ocurrido con el coronavirus y el papel higiénico. Los eventos relacionados con la pandemia están fuera de todo control, pero no el poder limpiarse adecuadamente.
En este caso también ayudan otros dos sesgos cognitivos (normalmente estos resortes no se activan solos). El primero es el efecto arrastre o efecto bandwagon, que es el que nos lleva a imitar el comportamiento de quien tenemos alrededor. Y el segundo el sesgo de la aversión a la pérdida a través el síndrome FOMO o Fear of Missing Out, que es el miedo a perderse algo.
El sesgo de la ilusión de control en tus finanzas
El impacto del sesgo de la ilusión de control y del resto de sesgos cognitivos no tiene límites y puede afectar a cualquier ámbito, incluido el financiero. De hecho, la forma en que gestionas tu dinero no siempre es todo lo lógica y razonada que debería.
A la hora de planificar tu jubilación en pareja o de forma individual, el sesgo de la ilusión de control puede hacer que tomes medidas erróneas que te hagan sentir que tienes más control sobre tu dinero. Igual que un jugador compulsivo tiene mecanismos para creer que domina las partidas, tú puedes terminar haciendo lo mismo con tus inversiones.
La diferencia es que el juego tiene un alto componente azaroso y la inversión no debería tenerlo. Este sesgo de la ilusión de control puede hacer que pienses que tienes los riesgos de tu cartera de inversión vigilados cuando en realidad no es así. Además, como en el caso del papel higiénico, este sesgo cognitivo buscará aliados como el exceso de confianza o la racionalidad limitada para ser todavía más poderoso.
De hecho, una de las ilusiones de control más habituales en finanzas es pensar que sólo por manejar mucha información tomarás mejores decisiones y tus riesgos estarán controlados. Estar bien informado ayuda, pero no debes perder de vista que puedes no interpretar adecuadamente la información por otros sesgos como el efecto encuadre (la forma en la que recibimos la información afecta a cómo la interpretamos), el sesgo de la confirmación (buscamos información que corrobore lo que ya pensamos) o el sesgo anclaje, especialmente si inviertes en bolsa.
En términos de inversión y finanzas, la mejor forma de combatir el sesgo de la ilusión de control es diversificar tus inversiones. En otras palabras, no poner todos los huevos en la misma cesta y contar con más de un producto de inversión de diferente, tipo, por ejemplo. Así, se puede combinar la inversión en bolsa con un buen seguro de ahorro o un plan de pensiones, por poner algunos ejemplos.
En la vida real, este sesgo se presenta de la forma más variopinta y la mejor estrategia para prevenir el sesgo de la ilusión de control es entrenar tu cerebro para detectar cuándo se activa. Esto pasa por analizar de la forma más imparcial que puedas los elementos que de verdad controlas en cada una de tus acciones.
Por ejemplo, debes saber que por más que mires el teléfono el mensaje que esperas no llegará y por más que reúnas información sobre cómo ahorrar, no lo harás hasta que no te pongas en marcha.
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