La inmunidad cruzada y su importancia en la lucha contra el coronavirus
¿Conoces lo que es la inmunidad cruzada? ¿Sabías que un simple resfriado puede ayudarte contra el coronavirus? El cuerpo es aún un misterio en muchos aspectos, pero de todos ellos el sistema inmune es el más complejo. Por eso en este post vamos a darte todas las claves para que comprendas una parte importante de su funcionamiento, el de la inmunidad cruzada.
Índice
Inmunidad cruzada y epítopos
La clave para que se desarrolle la inmunidad cruzada contra el coronavirus está en los epítopos ¿En qué? Puede que te preguntes, y es normal, porque no es una palabra que usemos a diario ni mucho menos, pero si te hablo de antígenos posiblemente ya te suenen un poco más ¿Es así?
Vayamos por partes. Un antígeno es una sustancia que nuestro sistema inmune detecta y cataloga como extraña, se caracterizan además porque, potencialmente, pueden inducir una respuesta inmunitaria contra ella, por ejemplo, la formación de anticuerpos que tratan de neutralizarla.
¿Y de dónde vienen los antígenos? Pues esa “sustancia extraña” puede provenir de:
- Virus
- Bacterias
- Hongos
- Toxinas
- Alimentos
- Alérgenos
- Derivados químicos
- Tejidos propios
Esto último puede resultar sorprendente, pero es cierto que en ocasiones las células del sistema inmune se equivocan, e interpretan que una molécula de un tejido propio es un antígeno. Este grave error puede dar lugar a que la persona desarrolle una patología autoinmune, en las que el cuerpo ataca a tejidos propios.
Si analizamos en detalle a esos antígenos, veremos que tienen una parte muy pequeña y específica, denominada epíteto, que es la que realmente se une a los receptores de las células del sistema inmune y/o a los anticuerpos. A los epítopos también se les denomina determinantes antigénicos.
¿Y qué tienen que ver los epítopos con la inmunidad cruzada y el coronavirus? Enseguida te lo cuento, pero primero déjame que te cuento un poquito más sobre el sistema inmune para comprenderlo mejor.
Inmunidad cruzada y memoria inmunológica
Cuando nuestro organismo reconoce por primera vez a un patógeno, gracias a su epítopo, la respuesta inmunitaria suele ser bastante intensa: fiebre, malestar, cansancio… todo esto son síntomas de que en nuestro interior se está librando una batalla por la supervivencia, con el objetivo de eliminar al intruso, como está sucediendo en muchas personas con el coronavirus.
A veces se nos olvida, pero hasta hace relativamente poco, una “simple gripe” podía también llevarse por delante a buena parte de la población. Hoy en día, tras el desarrollo de distintos fármacos para reducir la fiebre, y los antibióticos, esto no suele suceder.
No quiero causar confusión con los antibióticos, por eso quiero aclarar aquí que la gripe es una infección vírica, pero que al complicarse algunas bacterias suelen aprovechar, dando lugar a una neumonía bacteriana, que a menudo era la que realmente provocaba la muerte. De ahí que antes haya mencionado también a los antibióticos.
Volviendo a la memoria inmunitaria, tras un primer contacto con un patógeno, nuestro cuerpo puede generar células de memoria específicas, capaces de identificar rápidamente a uno o varios epítopos de ese patógeno.
El objetivo de esto es que, ante una posible reinfección, el intruso sea detectado antes de que se multiplique, se extienda y nos enferme.
Los componentes más importantes de la memoria inmunológica son algunas clases de linfocitos T, como los CD4, y también los anticuerpos, que son sustancias producidas por linfocitos B.
Te recuerdo que tanto los linfocitos T como los B, son células que se engloban dentro de los glóbulos blancos.
Lo que la pandemia del coronavirus nos ha enseñado es algo sorprendente, y es que algunas personas muestran una inmunidad parcial contra el coronavirus causante de la COVID19, el SARS-Cov-2, debido a que ha estado previamente en contacto con otros coronavirus, mucho más comunes y menos dañinos, que son los causantes de los resfriados.
La familia vírica a la que pertenece el coronavirus, llamada Coronaviridae, es muy amplia y algunos de sus miembros llevan miles de años infectándonos, lo que sí que sabíamos de ellos , es que estos virus presentan algunas estructuras comunes entre ellos.
Pero con lo que no se contaba es con detectar en el suero de sangre de personas que no han pasado la COVID-19, anticuerpos y linfocito T de memoria, capaces de reaccionar contra el coronavirus.
¿Y cómo podemos estar seguros de que esas personas no habían pasado la infección? Pues porque los estudios se hicieron con suero de sangre recogida entre el 2015 y el 2018.
Memoria y anticuerpos
La hipótesis es que esas células de memoria y anticuerpos, se formaron contra epítopos de otros coronavirus, los causantes de los resfriados, y que esos mismos epítopos están presentes también en el coronavirus.
De hecho podemos afirmar que es una hipótesis muy probable, pues estudios en el laboratorio con distintas células inmunes, parecen apuntalar también esta teoría. Te dejo uno de los artículos en los que se ha estudiado más en profundidad la inmunidad cruzada para el SARS-CoV-2, publicado en la prestigiosa revista Cell.
Aún quedan sin embargo muchas preguntas por responder, pues lo que no se sabe todavía es durante cuánto tiempo duraría la protección parcial que nos brinda esta inmunidad cruzada, ni que grado total de protección podría llegar a darnos.
En cualquier caso la existencia de inmunidad cruzada es una buena noticia, y explica además, al menos en parte, el hecho de que a algunas personas la infección les afecte mucho más levemente que a otras.
Inmunidad cruzada por otras vacunas
Aún más sorprendente me resultó a mí conocer la posible existencia de inmunidad cruzada debido a la vacuna DPT, también llamada DTaP, que es una vacuna bacteriana triple. Sus siglas provienen del inglés, pero lo que es más importante es conocer que esta vacuna nos protege contra la difteria, la tos ferina y el tétanos.
Pues bien esta vacuna posee varios epítopos distintos, y un estudio llevado a cabo mediante bioinformática ha encontrado que algunos de ellos coinciden con epítopos del coronavirus actual, causante de la COVID-19, por lo que podrían brindarnos una inmunidad cruzada.
Como esta vacuna se aplica a todos los niños y niñas de nuestro planeta, todos ellos habrían desarrollado inmunidad cruzada, y esto podría explicar, en parte, porque los menores son menos susceptibles a la COVID-19.
Debemos también de tener en cuenta que la inmunidad que proporciona esta vacuna, se reduce con el tiempo, lo que también explicaría que en la adolescencia la gravedad de la infección del SARS-CoV-2, sea mayor.
Aprovecho a contarte que si quieres saber más sobre cómo se ha fabricado la vacuna contra el coronavirus, tenemos un artículo muy completo, que estoy segura de que te gustará:
💡 Desde conocer el virus hasta tener una vacuna: ¿cómo se fabrica la vacuna contra el coronavirus?
En cualquier caso, volviendo a la inmunidad cruzada, la menor incidencia de la pandemia en los niños parece ser multicausal, pues también tienen menos receptores de la enzima convertidora de angiotensina II (ACE2), que es la principal puerta de entrada de este virus en nuestro cuerpo.
Como ves en biomedicina casi todo es producto de una combinación de factores, que en cada persona actúan con mayor o menor relevancia, según nuestra genética, pero también según nuestros hábitos de vida y nuestro entorno.
Por eso desde aquí te queremos animar a que continúes cada día actualizándote con información rigurosa, no solo para estar al día, sino también para que aprendas a protegerte.
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