Mareos cervicales: qué son, diagnóstico y tratamiento
Detrás de lo que conocemos como mareo suelen confluir dos síntomas diferenciados. En primer lugar, el propio mareo en si, o sensación de poder desmayarse; y por otro, la sensación de estar moviéndose o de que las cosas giran a tu alrededor, que es lo que conocemos como vértigo. Esto ocurre con los mareos cervicales, en los que se unen la impresión de estar mareado, la de desequilibrio y el dolor cervical; que es en estos casos el síntoma que los diferencia de otros tipos de mareos.
Detrás de los mareos por cervicales confluyen diferentes causas, que van desde las derivadas de un fuerte traumatismo, generalmente por accidente de tráfico, a problemas posturales entre otros. Te lo contamos en detalle ¡Empezamos!
Índice
Causas de los mareos cervicales
El mareo cervical puede darse en cualquier edad y sexo, aunque es más frecuente en las mujeres y a partir de los 40 años.
Las causas más frecuentes son muy variadas, y generalmente de se pueden agrupar en tres grupos.
Latigazo cervical
La más importante es el denominado latigazo cervical, que se produce en un vehículo tras un accidente o frenazo muy fuerte.
Esto se produce por un frenazo o impacto, seguido de un movimiento contrario tras ser amortiguado por un cinturón de seguridad. El resultado es una flexión y una extensión brusca de la zona cervical, que produce una lesión y mareo.
Malas posturas
Dentro de las malas posturas mantenidas, están las relacionadas con trabajar muchas horas en una posición inadecuada.
Estas generan problemas vasculares y vestibulares, dolor en el cuello y los mareos cervicales.
A diferencia del latigazo cervical, su origen es un mal hábito continuado, por ello, ya sea en una oficina o teletrabajando, es importante cuidar la ergonomía con sillas y adecuadas y mesa y equipos informáticos a la altura adecuada.
Artritis o artrosis cervical
La también denominada cervicoartrosis se produce cuando se lesiona o degenera el cartílago de las articulaciones de la columna cervical.
Es especialmente frecuente en personas mayores a 50 años y en muchas ocasiones pasa desapercibida porque no produce síntomas, hasta que precisamente genera mareo cervical.
Su intensidad suele ser leve o moderada y se localiza en la parte posterior e inferior del cuello.
Diagnóstico de los mareos cervicales
Si existiendo mareo o vértigo, no hay dolor cervical, se puede descartar los mareos por cervicales.
Otro de los efectos, que la descartan otro tipo de dolencias, es que junto a los mareos cervicales aparece el denominado “envaramiento” o limitación de movimientos de la musculatura del cuello.
Aún así, el profesional médico tendrá que diferenciarlo de otros procesos, más raros, en los que se unen dolor cervical con mareo, como son la ataxia cerebelosa y espinal, insuficiencia vestibular bilateral o crónica unilateral, entre otros.
No existe una prueba específica para diagnosticar el vértigo cervical, por lo que se suele determinar por exclusión, causado por relación entre mareo y desequilibrio con dolor de cuello.
Para ello se deben descartar otras causas neurológicas, vestibulares y psicosomáticas. Así, sobre todo, se diagnostican como mareos cervicales si se produce una respuesta positiva a la fisioterapia cervical con una reducción del dolor y del mareo.
Aún así, se puede busca detectar la posibilidad de otras dolencias mediante algunas técnicas de exploración e incluso pruebas por imagen. Entre las primeras están:
- Test de la arteria vertebral (TAV): busca determinar si la rotación y extensión de la cabeza producen mareo, aunque su valor predictivo es escaso. Una prueba negativa no excluye que haya problemas en la arteria vertebral.
- Prueba de torsión cervical: la cabeza se gira 90 grados durante unos 15 segundos, primero hacia un lado y luego hacia el otro, con los ojos centrados en la órbita. Se realiza generalmente en un taburete o silla rotatoria. Esta prueba pone de manifiesto el reflejo cérvico ocular, que puede ser signo de insuficiencia vestibular bilateral.
- Girar la cabeza del paciente 45 grados: en pacientes con latigazo cervical, la reacción es peor que otros mareos como vértigo central inespecífico o la enfermedad de Ménière.
Tratamiento de los mareos cervicales
La fisioterapia para reducir la contractura y el dolor muscular cervical, son de gran utilidad. En muchos casos gracias a una correcta rehabilitación se consigue una mejora rápida y completa de los síntomas de cervicales inflamadas.
Ejercicios de rehabilitación
Entre los ejercicios de rehabilitación más recomendados están:
- La movilización pasiva de las articulaciones ya que en muchos casos hay una estrecha relación entre el dolor cervical y el control postural, de manera que, al aliviar el dolor, se mejora el equilibrio.
- Ejercicios de estabilidad cérvico-ocular para incrementar la cinestesia, las sensaciones de origen muscular o articulatorio que informan acerca de la posición de las diferentes partes del propio cuerpo. Para ello, sentado en una silla con respaldo y desde una posición neutral se fija un objeto, se cierran los ojos, se gira la cabeza hacia un lado y se vuelve otra vez al centro, se abren los ojos. Se corrige la posición volviendo a fijar el objeto. La maniobra se repite varias veces hacia ambos lados, modificando la amplitud, la velocidad y la dirección del movimiento.
- Ejercicios de flexo-extensión. Con la ayuda de ambas manos en la nuca se realizan flexiones en el cuello.
Tratamiento en caso de latigazo cervical
En caso de síndrome del latigazo, se comienza con el uso de analgésicos. También, durante cortos periodos, son de utillidad los relajantes musculares. Todo ello debe ser realizada con prescripción médica.
En esta primera fase de dolor más agudo se iniciarán movilizaciones lentas. También es comun en caso de latigazo cervical utilizar un collar cervical o collarín, pero no se debe abusar. Igualmente, el calor local mejora la rigidez.
Una vez superada esta primera fase se da paso a la fisioterapia, con ejercicios como los descritos anteriormente.
Prevención de los mareos cervicales
Aunque como hemos visto los vértigos cervicales pueden deberse a causas bruscas y lo contrario, degenerativas, en bastantes casos vienen derivados de forzar el cuello por malas posturas.
Para ello, si se está sentado es recomendable no estar ni inclinado sobre la mesa, ni sentado en el borde de la silla. La postura más saludable está en apoyar bien la espalda en el respaldo de la silla, mantener la cabeza erguida y situar las rodillas algo o más altas que las caderas.
Si se trabaja con ordenador, la mesa debe tener suficiente altura y espacio como para poner las piernas debajo.
A la hora de dormir es recomendable hacerlo de lado con las rodillas flexionadas. Se puede usar una almohada cervical para mantener el cuello en su posición natural.
💡 Te damos más claves sobre las mejores posiciones para dormir mejor en nuestro artículo posturas para dormir.
Por último, cuando se está de pie, es importante mantener la cabeza erguida y bien alineada con los hombros.