Consejos para cuidar a un enfermo sin estrés
Diversos tipos de enfermedades y accidentes de gravedad variable ocurren diariamente en el seno de las familias. Desde una torcedura de tobillo, practicando deporte o simplemente caminando por una vía mal asfaltada, hasta el padecimiento de un cáncer pueden dar lugar a que los pacientes deban ser cuidados en casa por sus más allegados. Las decisiones y las actuaciones que se llevan a cabo desde que esto sucede son determinantes en el desarrollo del padecimiento y en la convivencia con la situación Si te has visto en la situación de tener que cuidar enfermos en casa sabes perfectamente el desgaste emocional y físico que conlleva.
El cuidado de enfermos en domicilio es una tarea ardua. Implica numerosos cambios en nuestro estilo de vida, dejando de ser nuestra principal prioridad para tratar de llegar y dar lo mejor de nosotros mismos en el cuidado de otros. Precisiamente el 11 de febrero se celebró la Jornada Mundial del Enfermo, y en una fecha como esta cabe hacer especial mención a todos los cuidadores que están a cargo de las personas enfermas.
Hoy te damos algunos consejos necesarios para evitar el desgaste emocional y físico que a veces supone cuidar enfermos en casa.
Índice
El cuidar supone muchos cambios
Entendemos que la función de cuidar a una persona con enfermedad crónica, demencia, cáncer o enfermedad terminal puede hacer mella en nuestro estado de ánimo y bienestar general.
Para empezar, este bache en nuestro camino puede suponernos renunciar, al menos de forma temporal, a nuestros objetivos, motivaciones y metas en la vida. Además, en muchos casos, la responsabilidad de cuidar enfermos se traduce directamente en un cambio en nuestro estilo de vida; teniendo que estar pendiente de muchas cosas: medicación, actividades, aseo, alimentación y las mismas demandas de la persona enferma.
Por ello, a la hora de cuidar un paciente en casa, es importante asumir que tendremos muchos cambios de estado de ánimo y emociones. Un ejemplo es el tener que lidiar con la frustración por no poder hacerlo mejor. Seguido de un sentimiento de culpa por no llegar a todo y haber tenido que dejar a un lado tus planes. A todo esto se suma un sentimiento de pérdida al ver que la persona enferma ya no realiza las tareas y funciones que antes sí realizaba. Junto a la tristeza que supone ser testigo del deterioro que en algunos casos va experimentando en el día a día.
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Factores a tener en cuenta en el cuidado de enfermos en casa
A continuación, exponemos algunos factores que deben ser tenidos en cuenta a la hora de asumir la responsabilidad de cuidar enfermos en nuestra casa.
La planificación a la hora de cuidar enfermos
El primer factor a tener en cuenta a la hora de cuidar a un paciente en casa son los recursos con los que se cuenta. Es fundamental evaluar la situación junto con el equipo médico encargado del caso para determinar las necesidades.
Es necesario saber qué medicamentos se necesitarán, la evolución positiva o negativa de la enfermedad o del daño, el tipo de movilidad que tendrá, las curas, la posibilidad de comunicación con el paciente, etc.
Una vez determinadas las necesidades hay que analizar si se disponen de suficientes recursos para afrontarlo; teniendo en cuenta el número de personas que se pueden implicar con la situación, los medios materiales y las infraestructuras y los recursos económicos para cubrir la medicación y las posibles carencias en el resto de recursos.
Es en este punto donde hay que rescatar todas las coberturas de los seguros contratados: hablamos de seguros bancarios realizados junto con préstamos e hipotecas, coberturas de seguros médicos y demás seguros contratados, así como la disponibilidad de ahorros que cubran tanto los gastos previstos como los no esperados. En caso necesario plantear las opciones para solicitar ayuda.
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La atención sanitaria
Una vez realizada toda la previsión y con todas las necesidades iniciales cubiertas es el momento de comenzar con los cuidados, los cuales han de ir encaminados en dos vías, una primera sanitaria y una segunda anímica.
En la primera las actuaciones son muy concretas y no se deben realizar variaciones que hayan sido previamente indicadas por los profesionales médicos, por lo que sería conveniente hacerse con una tablilla en la que figurasen las actuaciones que se deben realizar (curas, medicación, medición de temperatura, limpiezas, etc,) y la hora y el día en el que deben realizarse, marcando con una equis y con el nombre de la persona que las realiza cada vez que se finalice la tarea.
En esa misma tablilla debe estar un teléfono de urgencias en el que se pueda contactar en cualquier momento con un profesional sanitario, de modo que cualquier aspecto que se salga de lo programado se consulte inmediatamente. No se deben tomar decisiones que varíen lo indicado por el equipo médico sin previa consulta con los mismos.
La importancia del cuidado psicológico
En la segunda vía se han de contemplarse el aspecto psicológico del padecimiento: Es importante mantener el estado de ánimo tanto de los allegados como el del propio paciente. Para ello, es necesario mantener una ambiente agradable, buscar una buena música relajante para los momentos de espera y buscar aquellas actividades que se puedan realizar en conjunto, de manera que se mantenga la mente pensando en otras cosas.
💡 Te contamos cómo se relaciona el estado de ánimo con la salud de las personas.
Es importante destacar que hay que hacer partícipe al afectado de las decisiones que se vayan a tomar, en la medida que se pueda y tratar de que los debates de organización entre allegados para el cuidado del enfermo no tengan nunca lugar cerca de este, ya que aunque parece algo evidente se sigue sucediendo día tras día en diferentes familias.
Consejos para cuidar enfermos sin desgaste
Cuidar enfermos sin caer en el desgaste no es fácil. Estos consejos pueden ayudar sobrellevar la situación de la mejor forma posible:
- Involucra a otras personas, no seas el único encargado de una persona enferma. Puedes tratar de pedir ayuda a profesionales, familiares u otras personas de tu entorno.
- Comunícate: expresa tus sentimientos con personas allegadas y no te guardes nada. Necesitas un espacio en el que poder expresar tus preocupaciones y emociones.
- Trata de mantener una actitud positiva. A veces es normal caer en el pesimismo y no pasa nada, siempre tenemos la oportunidad de levantarnos de nuevo.
- No es egoísta cuidar de uno mismo. Insistimos en que para cuidar de una forma sana y adecuada, primero hay que estar bien con uno mismo.
- Cuidarte significa mantener unos hábitos de vida saludables: ejercicio físico, buena alimentación, ocio y aseo personal.
- Es importante que aceptes tus limitaciones. No somos perfectos, y es normal que nos equivoquemos. Apóyate en profesionales y en la gente que te quiere en estos momentos.
- Concédete momentos de relajación y descanso. No dejes de hacer cosas que te gustan. Estas 7 técnicas de relajación pueden ayudarte.
- Practica la compasión contigo mismo. Es bastante habitual que nos vengan pensamientos y emociones negativas. En este caso, deja que pasen y no te aferres a ellos. Y sobre todo, repítete a ti mismo “es normal sentirme así en algunos momentos”.
- Incentiva su independencia y deja que el enfermo realice las tareas que pueda asumir. En los casos que sea posible, pónselo fácil a la persona enferma y a ti mismo. De este modo reforzarás su sentimiento de valía y autoestima, y asumirás menos cargas y tareas.
- Aprende siempre de la situación que estás viviendo en cada momento, sé resiliente. Cada peldaño del camino nos da ciertas enseñanzas que, si sabemos escuchar e integrar, nos pueden ser de gran ayuda para aumentar nuestro conocimiento acerca de la vida y de nosotros mismos. Además, mirando hacia atrás, podrás recordar que estuviste cerca de él, acompañando sus progresos, retrocesos, y ayudando y dando soporte a su evolución.
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De estos consejos a la hora de cuidar enfermos, resaltamos uno que consideramos crucial para un buen cuidado: para cuidar bien de otra persona hay que cuidar primero de uno mismo.