Ansiedad: qué es, síntomas y cómo actuar ante un ataque
Dentro de los trastornos de ansiedad, la ansiedad generalizada o conocido comúnmente como ansiedad, es uno de los desórdenes psiquiátricos más frecuentes en psiquiatría, y cabe señalar que no siempre es patológica.
El problema viene cuando los episodios de ansiedad se vuelven muy intensos o, poco intensos pero habituales. ¿Qué nos está pasando? Además, existe aún cierta reticencia entre la población en general a aceptar/ reconocer cualquier tipo de trastorno de salud mental, incluso los más frecuentes como es el caso de la ansiedad; pudiendo derivarse de múltiples factores, ya sean culturales, personales y mayoritariamente por desinformación.
¿Tu serías capaz de reconocer sus síntomas? Te damos las claves a lo largo de este artículo.
Índice
¿Qué es la ansiedad?
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término ansiedad proviene del latín anxietas, refiriendo un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo, y suponiendo una de las sensaciones más frecuentes del ser humano.
Para centrar un poco el concepto de que es la ansiedad, aunque todos tengamos una idea aproximada, vamos a comenzar con una definición que nos da la psiquiatría:
La ansiedad es un estado normal caracterizado por activación del estado de alerta y preparación psicofísica ante una expectativa de respuesta a un estímulo del ambiente. Se acompaña de cambios físicos, expresión de activación adrenérgica. Es patológica cuando no existe estímulo desencadenante proporcional o cuando su intensidad es exagerada y motiva un estado de disconfort intenso en el individuo.
Los trastornos de ansiedad
Los trastornos de ansiedad son los problemas psiquiátricos más comunes y extendidos en la población general, con una prevalencia en población general de 17,7% .
Es importante recordar que los trastornos de ansiedad pueden asociar síntomas depresivos o psicosomáticos, e incluso conllevar conductas suicidas, pero, sin embargo, no asocian síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones, etc.)
Son más frecuentes en mujeres y su incidencia disminuye con la edad. El abuso del alcohol es una complicación grave y frecuente.
Dentro de los trastornos de ansiedad se encuentran:
- Trastorno de ansiedad generalizada (el tema que discutimos en este artículo)
- Ansiedad por Separación
- Mutismo Selectivo
- Fobia especificada
- Trastorno del pánico
- Agorafobia
El trastorno de ansiedad generalizada es un trastorno donde se produce ansiedad y preocupación excesiva, centrada en una amplía gama de situaciones, que puede llegar a alterar el entorno completo de la persona que le padece (social y laboral).
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Hay que diferenciarlo de otros trastornos de ansiedad en que las preocupaciones se ciñen a unas situaciones concretas y no se extienden a todas las actividades, como el trastorno de angustia; fobia social donde la ansiedad se ciñe a situaciones sociales; los trastornos somatomorfos, donde el miedo se centra en la enfermedad, etc.
La persona con tendencia ansiosa “vive en el futuro”, continuamente anticipa mediante pensamientos negativos lo que sucederá, se preocupa en exceso, y esto altera su fisiología y sus emociones: temor, inquietud, tensión…
¿Cuándo y cómo se produce?
El inicio del trastorno de ansiedad generalizada se produce habitualmente entre la adolescencia y primera juventud. En los niños se denomina “Trastorno por ansiedad excesiva infantil“.
El curso de la ansiedad generalizada suele ser crónico. Es frecuente la asociación con síntomas depresivos, con otros trastornos de ansiedad y con problemas de abuso de sustancia. La prevalencia general es de entre el 3-5% y en población psiquiátrica sube hasta el 20%.
Se diferencia del miedo en que este se produce tras un estímulo, pero la ansiedad es previa.
Se sabe que en la respuesta ansiosa la amígdala cerebral se encuentra hiperactiva, y reacciona de manera desproporcionada a eventos que cataloga como amenazantes, y en consecuencia se genera la liberación de hormonas relacionadas con el estrés: adrenalina, noradrenalina, cortisol…
Desencadenantes de la ansiedad
Es cierto que existe cierta predisposición genética a desarrollar la ansiedad, pero también existen componentes ambientales: sociales, familiares, laborales, etc. que favorecen o pueden precipitar la aparición del trastorno. Por eso las personas que padecen habitualmente estrés son más vulnerables a la ansiedad.
¿Y por qué se desencadena? La lista es amplia, según los estudios las causas de la ansiedad más frecuentes son:
- Inestabilidad afectiva: separaciones, duelo…
- Problemas económicos: desempleo, precariedad laboral…
- Enfermedades crónicas: psoriasis, fibromialgia…
- Eventos estresantes puntuales: discusión, accidente de tráfico…
Puede sorprender que los datos de mujeres afectadas por la ansiedad casi doblen al de los hombres, de hecho España es uno de los países europeos en los que esta diferencia es más acentuada.
Este sesgo se explica fundamentalmente por razones socio-culturales, pues en las mujeres las cargas familiares, el perfeccionismo y la presión por la imagen corporal es mayor, lo que favorece el estrés crónico: “Es que no llego a todo”, es la triste frase que define esta situación, y que se da en mujeres de todos los niveles socioeconómicos.
¿Qué es un ataque de ansiedad?
En general, el término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al pánico; no obstante, pueden estar presentes otras características neuróticas tales como síntomas obsesivos o histéricos que no suelen dominar el cuadro clínico. Si bien la ansiedad se destaca por su cercanía al miedo, se diferencia de éste en que, mientras el miedo es una perturbación cuya presencia se manifiesta ante estímulos presentes, la ansiedad se relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles.
Tanto la ansiedad como el miedo tienen manifestaciones parecidas, en ambos casos se aprecian pensamientos de peligro, sensaciones de aprensión, reacciones fisiológicas y respuestas motoras; por eso, algunos autores utilizan indistintamente un término u otro.
Sin embargo, si la ansiedad supera la normalidad en cuanto a los parámetros de intensidad, frecuencia o duración, o bien se relaciona con estímulos no amenazantes para el organismo, provoca manifestaciones patológicas en el individuo, tanto a nivel emocional como funcional.
¿Estado ansioso o ataque de pánico?
Las crisis de angustia o trastorno de pánico pueden aparecer en el curso de varios trastornos de ansiedad. Así el DSM-V lo considera especificador de cualquier de los otros trastornos de angustia. Son episodios aislados, bruscos y autolimitados, de 15-30 minutos de duración, de miedo intenso, en ausencia de peligro real, que se acompañan de al menos 4 de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones/Taquicardia
- Sudoración
- Temblor
- Sensación de ahogo
- Opresión o malestar torácico
- Nauseas
- Inestabilidad, desmayo o mareo
- Miedo a perder el control o enloquecer
- Miedo a morir
- Parestesias
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Estas crisis se pueden presentar de manera inesperada o bien en relación con situaciones determinadas que sean causa de ansiedad. La prevalencia en población en general es del 3-6%. Se presentan al inicio de la edad adulta, la edad media de presentación es de 25 años.
Las primeras crisis suelen producirse sin desencadenante y es al repetirse cuando se ligan a situaciones de estrés, dando lugar a conductas evasivas. La mayor parte de las crisis no se asocian a situaciones concretas o a un suceso claramente identificable.
Una crisis de pánico es un súbito episodio de ansiedad desproporcionada que provoca reacciones somáticas intensas cuando no existe ningún peligro real o causa aparente, llevando al individuo a un estado de sensación de muerte inminente.
Un estado ansioso es el cual un individuo muestra niveles de ansiedad elevadas en situaciones particularmente incomodas llegando a somatizarlas.
Diferencia entre estrés y ansiedad
La diferencia entre estrés y ansiedad no siempre está clara, aunque realmente es muy fácil de entender. Son conceptos diferentes. El estrés es la reacción fisiológica con la que nuestro cuerpo responde a una amenaza o algo que considera peligroso. Es la manera con la que nuestro cuerpo reacciona ante la sensación de pérdida de seguridad y bienestar. De esta forma nuestro organismo adopta una postura de defensa y nos ayuda a visibilizar este nuevo estado. En ese estado defensa es en el que empezamos a notar los síntomas ocasionados por el estrés (cambios en nuestra presión arterial, alteraciones en nuestra capacidad de concentración, etc.)
💡 Conoce más sobre las principales causas del estrés y cómo combatirlas.
Por su parte, la ansiedad es la reacción del cuerpo a dicho estrés. A través de la ansiedad experimentamos una activación fisiológica que tiene unos síntomas específicos, como veremos a continuación. Aunque cabe destacar que cada persona puede manifestarlos de una forma diferente.
Síntomas: ¿Cómo saber si sufro ansiedad?
A continuación revisamos los principales síntomas que hay detrás de la ansiedad, diferenciando tres grandes grupos: síntomas leves, síntomas agudos y síntomas del ataque de ansiedad.
Síntomas leves
Es importante distinguir los síntomas característicos de la ansiedad “de baja intensidad”, que se dan también ante situaciones de nerviosismo y miedo. Reconociendo estos síntomas más livianos, podremos aprender a modularlos y prevenir episodios más intensos, conocidos como crisis o ataques de ansiedad.
Veamos cuáles son esos síntomas, comencemos por los psicológicos:
- Pensamientos recurrentes: normalmente sobre las derivadas negativas de una situación
- Preocupación excesiva: incluso ante asuntos menores y cotidianos
- Frecuente irritabilidad: usualmente por sentirse amenazados sin que exista motivo para ello.
- Inseguridad, dificultad para gestionar momentos de incertidumbre: a veces incluso por pequeños cambios de rutina
- Incapacidad de desconectar y de relajarse: que suele manifestarse en cualquier ámbito: personal, laboral…
- Dificultades de concentración: pueden sentirse embotados o sentir que su mente se queda en blanco.
Vamos ahora a por los síntomas físicos de la ansiedad:
- Cansancio habitual
- Cefaleas
- Insomnio o despertares frecuentes
- Contracturas o dolores musculares
- Sequedad bucal
- Tensión mandibular
- Alteraciones del apetito
- Trastornos digestivos
Síntomas agudos
Estos síntomas pueden presentarse en un siguiente nivel, como síntomas agudos. Los más habituales son:
- Temblores
- Sudoración
- Taquicardia
- Náuseas
- Diarrea
- Dificultad respiratoria
- Sensación de irrealidad
- Hormigueos o entumecimiento corporal
Los síntomas de la ansiedad son extremadamente desagradables, lo que suele producir pensamientos negativos que pueden empeorar la situación: “Me ahogo”, “Me puede dar un infarto”,… De ahí la importancia de conocerlos, saber que son pasajeros y no magnificar sus efectos.
Síntomas de un estado de ansiedad
Para reconocer un ataque de ansiedad es fundamental conocer sus síntomas, que aunque en parte son comunes con los del ataque de pánico, no coinciden plenamente. Cabe recalcar la importancia de identificar estos síntomas, pues esto te permitirá actuar cuanto antes para frenar el ataque de ansiedad.
Ahora sí, vamos ya a ver los síntomas de un ataque de ansiedad uno a uno:
- Taquicardia
- Pulsaciones aceleradas
- Mareos o aturdimiento
- Cefaleas
- Molestias digestivas
- Dificultad respiratoria
- Dolor o presión en el pecho
- Sudoración o escalofríos
- Pensamientos irracionales
- Llantos o gritos
Algunos de estos síntomas, son propios de la ansiedad, pero agravados en intensidad. Recuerda que sufrir un ataque de ansiedad no indica obligatoriamente que padezcas un trastorno de tipo ansioso, pero sí que puede estar vinculado con alguno de ellos.
¿Te suenan los síntomas que hemos mencionado? ¿Los has padecido alguna vez? ¿Ha sido de manera esporádica o te sucede con cierta frecuencia? Si se detecta o padece estos síntomas con cierta frecuencia es aconsejable contactar con un profesional cualificado para su diagnóstico y/o tratamiento.
¿Qué hacer ante un ataque de ansiedad?
Los expertos psicólogos y psiquiatras señalan 4 formas como las más eficaces para saber cómo controlar la ansiedad. Algunas pueden parecerte demasiado sencillas, pero la ciencia nos dice que en muchas ocasiones funcionan.
Para terminar te compartimos algunas técnicas muy fáciles que podrían calmarte en otras situaciones de estrés o ansiedad cotidianas, pues el estrés mantenido, puede favorecer los ataques de ansiedad.
💡 Así que para que indagues un poco más te dejo nuestro artículo titulado, técnicas de relajación muy sencillas, espero que puedas sacarle provecho.
Si comienzas a sentir alguno de los síntomas que antes te enumeraba, recuerda cualquiera de estas estrategias porque pueden ayudarte muchísimo. Quizás no te vendría mal tomar algunas notas, pues siempre te pueden venir bien para pasar a la práctica.
1. Controla tu respiración
El ritmo de tu respiración es determinante para relajar tu sistema nervioso y saber cómo controlar la ansiedad. Por eso si pones el foco en la respiración y procuras hacer respiraciones abdominales profundas, habrás ganado mucho. Para lograr calmar un ataque de ansiedad tu respiración debe ser lenta, llenando el abdomen ( no el pecho) y con tiempos de expulsión del aire prolongados. Son el tipo de respiraciones que se practican en yoga.
Realmente esto resulta muy eficaz, pero deberás practicar la respiración abdominal con frecuencia para poder ejecutarla cuando comiences a detectar los síntomas del ataque de ansiedad. Si no la practicas previamente, te será casi imposible conseguir controlar tu respiración cuando se inicia un ataque ansioso.
2. Desvía tu atención
De nuevo simple pero también muy eficaz a la hora de saber cómo controlar la ansiedad. Las cosas e ideas más sencillas pueden ser lo suficientemente poderosas para que tu mente se calme. En este caso, se recomienda tener una idea ya trabajada que se útil para que tus pensamientos desconecten de aquello que te está alterando.
Se trataría por ejemplo de decir en alto una lista, ya preparada, de tus animales favoritos, de tus viajes o países preferidos, de las comidas que más te gustan … Puede servirte también centrarte en el recuerdo de la sensación de un abrazo de un ser querido, pensar en las personas que te quieren, etc…
3. Visualizaciones positivas
Consiste en que te imagines a ti mismo en una situación relajada, por ejemplo en un lugar en el que te has encontrado anteriormente en paz: un parque, un bosque, una playa… Si padeces ataques de ansiedad con frecuencia, ligados a una situación concreta, deberás practicar junto con un profesional visualizarte en esa sensación afrontándola con calma.
Todo requiere su práctica, pero dedicándole el tiempo que merece seguro que verás los resultados.
💡 También puedes probar con estos trucos para para entrenar tu mente en momentos de crisis y reducir la ansiedad.
Ahora que ya tienes las herramientas claves para identificar y saber cómo calmar la ansiedad, no te olvides ponerte en manos de un psicólogo o psiquiatra de tu confianza. Él te ayudará a personalizar estas prácticas, y ser constante en el trabajo de vencer los ataques de ansiedad.
Hasta aquí nuestro artículo de hoy, ojalá te haya ayudado, con que sea un pasito adelante en tu camino ya nos conformamos; y si crees que puede ayudar a más personas, no dejes por favor de compartirlo ¡Divulga salud!