Qué es la neurosis y cómo afecta a la salud mental

Los trastornos mentales están ganando una visibilidad cada vez mayor, tanto en el ámbito clínico como en el social. El creciente interés por la salud mental ha permitido comprender que muchas de las dolencias emocionales que afectan a las personas no siempre se manifiestan en formas extremas o disruptivas. De hecho, una parte significativa de la población experimenta malestares psicológicos persistentes, como ansiedad, inseguridad, obsesiones o fobias, que no siempre se identifican como patologías graves, pero que pueden interferir seriamente en la vida cotidiana. Muchas de estas patología se incluyen en lo que tradicionalmente se ha denominado neurosis, una serie de trastornos que, sin romper con la realidad, provocan una intensa angustia interna.
La neurosis ha sido estudiada durante siglos por la psicología y el psicoanálisis. Aunque el término ha perdido relevancia en los manuales diagnósticos contemporáneos, sigue siendo útil para describir muchos cuadros clínicos actuales caracterizados por conflictos psíquicos no resueltos. Personas con síntomas neuróticos suelen ser funcionales en su vida diaria, pero están atrapadas en pensamientos obsesivos, inseguridades persistentes, miedos irracionales o una necesidad constante de control. Este sufrimiento, aunque a menudo invisible para el entorno, afecta la calidad de vida y las relaciones personales.
Por todo ello, comprender la neurosis es fundamental para abordar de forma integral los problemas de salud mental más comunes.
Índice
Qué significa el término neurosis
El término neurosis se refiere a un conjunto de trastornos mentales caracterizados por un malestar psicológico significativo, pero sin pérdida de contacto con la realidad. A diferencia de las psicosis, donde puede haber una desconexión profunda con el entorno, en la neurosis la persona conserva el juicio, pero sufre conflictos internos intensos que afectan su bienestar emocional, sus relaciones y su vida cotidiana.
Históricamente, el concepto de neurosis fue central en el desarrollo del psicoanálisis. Sigmund Freud lo utilizó para describir síntomas como la ansiedad, las obsesiones, las fobias, las histerias o los mecanismos de defensa que surgen de conflictos inconscientes. Aunque el término ha sido sustituido por diagnósticos más específicos, sigue siendo utilizado en contextos clínicos y culturales como una forma de describir el sufrimiento emocional que no implica trastornos psicóticos graves.
Cómo se diferencia de la psicosis
La neurosis y la psicosis son dos grandes categorías históricas dentro de la psicopatología, y se diferencian principalmente en el grado de afectación del contacto con la realidad y la naturaleza de los síntomas.
En la neurosis, como se ha señalado, la persona mantiene el contacto con la realidad. Es consciente de sus pensamientos y emociones, aunque sufra intensamente por ellos. Puede experimentar ansiedad, fobias, obsesiones, culpa excesiva o inseguridad, pero sabe que estos sentimientos son suyos, y le afecta, asumiéndolos como tales. Las personas con neurosis suelen conservar su capacidad de juicio, de autocrítica y de funcionamiento social y laboral, aunque con malestar psicológico.
En cambio, en la psicosis, la persona pierde parcial o totalmente el contacto con la realidad. Aparecen síntomas como:
- Delirios, creencias falsas e irracionales, como pensar que lo persiguen sin motivo.
- Alucinaciones, percepciones sin objeto real, como oír voces que no existen.
Quien padece psicosis puede no ser consciente de que está enfermo, y su percepción del mundo, del tiempo, de sí mismo o de los demás puede estar profundamente alterada. Esto afecta gravemente su comportamiento, su pensamiento y su capacidad de relacionarse con su entorno.
En qué momento se considera un trastorno clínico
La neurosis se considera un trastorno clínico cuando sus síntomas se vuelven crónicos, intensos y generan un malestar subjetivo y significativo que interfiere con el funcionamiento normal de la persona. Esto ocurre, por ejemplo, cuando:
- La ansiedad no es puntual ni manejable, sino constante y desproporcionada respecto a la situación real.
- Las obsesiones o pensamientos intrusivos se repiten compulsivamente, impidiendo la concentración o la realización de tareas diarias.
- Los miedos irracionales o fobias afectan la vida social, laboral o familiar.
En estos casos, las estrategias que la persona usa para lidiar con su malestar, como perfeccionismo, control excesivo, dependencia o aislamiento, no son suficientes y acaban agravando el problema.
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Qué tipos de neurosis existen
Desde una perspectiva clínica se han identificado varios tipos de neurosis, cada uno con síntomas y mecanismos defensivos característicos que son los que definen su tipología:
- Ansiedad: se caracteriza por una ansiedad constante y difusa, sin un objeto o causa clara. La persona vive en un estado de inquietud, con síntomas físicos como taquicardia, sudoración, tensión muscular o insomnio, y psicológicos como miedo anticipado, preocupación excesiva y sensación de peligro inminente.
- Fóbica: aparición de miedos intensos e irracionales frente a objetos, situaciones o actividades específicas. La persona sabe que su miedo es irracional, pero no puede evitarlo. Para calmar la ansiedad, desarrolla conductas de evitación.
- Obsesivo-compulsiva: se manifiesta por pensamientos obsesivos persistentes e intrusivos que generan ansiedad. También se manifiesta por compulsiones o rituales (lavarse, comprobar, contar, repetir) que la persona siente que debe realizar para aliviar ese malestar.
- Histérica o conversiva: aparecen síntomas físicos o sensoriales sin causa médica aparente, como parálisis, ceguera, desmayos o crisis emocionales intensas. Se interpreta como una forma inconsciente de expresar conflictos psicológicos.
- Depresiva: definida por una tristeza profunda y persistente relacionada con una pérdida, una culpa inconsciente o conflictos no resueltos, sin llegar a una depresión mayor con síntomas psicóticos.
Qué síntomas puede presentar una persona neurótica
Una persona con síntomas neuróticos puede experimentar una amplia variedad de signos emocionales, cognitivos y conductuales:
- Inseguridad y baja autoestima.
- Pensamientos obsesivos.
- Conductas compulsivas o rituales
- Fobias o miedos irracionales.
- Dificultades para tomar decisiones, frecuentemente por temor al error o a sus consecuencias, lo que puede paralizar la acción.
- Síntomas somáticos sin explicación médica.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Culpa, vergüenza o sentimientos de inutilidad, por creer que no se ha hecho lo suficiente o sentir que se carga con una responsabilidad excesiva por el bienestar de los demás.
En conjunto, estos síntomas reflejan un conflicto interno persistente, donde la persona se enfrenta a deseos, temores o necesidades contradictorias que no logra resolver. Aunque es funcional en lo cotidiano, este malestar puede limitar significativamente su bienestar y calidad de vida.

Qué factores pueden desencadenar una neurosis
Igual que hay diferentes tipologías y síntomas, también hay muchas causas. Estos factores no siempre actúan de forma directa, sino que predisponen o desencadenan respuestas neuróticas ante determinadas situaciones de estrés, conflicto o frustración. Los podemos agrupar en:
- Factores infantiles y experiencias tempranas: uno de los factores más importantes en la formación de una estructura neurótica son las vivencias emocionales durante la infancia como ambientes familiares excesivamente autoritarios, críticos, controladores o emocionalmente fríos. Los efectos variados son inseguridad, represión emocional o miedo al castigo.
- Conflictos inconscientes no resueltos: choques entre deseos, normas y emociones reprimidas. La mente, en un intento de defenderse, desarrolla mecanismos como la negación, la proyección o la compulsión, que terminan expresándose como síntomas neuróticos.
- Factores de personalidad: ciertos rasgos de personalidad pueden predisponer al desarrollo de una neurosis, como la hipersensibilidad emocional, el perfeccionismo, la necesidad de control, la dependencia afectiva o la tendencia al pensamiento rumiativo, enfocándose repetidamente y de manera persistente en pensamientos negativos. Estas características no son patológicas por sí mismas, pero en determinadas circunstancias pueden volverse desadaptativas.
- Eventos traumáticos o estresantes: situaciones de gran carga emocional, como una pérdida afectiva, pueden actuar como desencadenantes de un cuadro neurótico, especialmente si la persona ya tiene una vulnerabilidad previa. No es el hecho en sí lo que produce la neurosis, sino la forma en que es vivido.
- Entornos sociales rígidos o exigentes: una sociedad con normas excesivamente estrictas y grandes expectativas puede contribuir al desarrollo de síntomas neuróticos. En estos contextos, muchas personas experimentan un conflicto entre lo que desean ser y lo que creen que deben ser, generando frustración, culpa y ansiedad.

Cómo se diagnostica y se trata la neurosis
El diagnóstico y tratamiento de la neurosis requieren una evaluación clínica cuidadosa, centrada tanto en los síntomas como en la historia personal y emocional del paciente. Este diagnóstico clínico se basa en:
- Entrevista psicológica o psiquiátrica.
- Historia personal y emocional, investigando antecedentes familiares, dinámicas infantiles, relaciones afectivas, eventos traumáticos y los mecanismos usados para afrontarla.
Tratamiento de la neurosis
El tratamiento de la neurosis se basa generalmente en tres estrategias:
- Psicoterapia: es el pilar fundamental del tratamiento. Existen diferentes enfoques efectivos como la psicoterapia psicodinámica o psicoanalítica, que explora los conflictos inconscientes; la terapia cognitivo-conductual (TCC) centrada en identificar y modificar pensamientos disfuncionales y las terapias humanistas que ponen el foco en el crecimiento personal.
- Tratamiento farmacológico: se suele usar en casos con síntomas intensos o incapacitantes. Entre los medicamentos más usados están los ansiolíticos y los antidepresivos. Hay que tener en cuenta que el principal objetivo de un tratamiento es aliviar los síntomas, no resolver el problema.
- Cambios en el estilo de vida: es imprescindible incluir estrategias como, técnicas de relajación, mejora del sueño, ejercicio, dieta equilibrada y apoyo social que ayude a fortalecer vínculos y establecer límites.
En conclusión, la neurosis representa un conjunto de alteraciones psicológicas que, aunque no implican una pérdida del contacto con la realidad, pueden afectar de manera significativa la calidad de vida de quien las padece. Reconocer sus síntomas, causas y manifestaciones es esencial para poder intervenir a tiempo, especialmente cuando la intensidad del malestar interfiere en las relaciones sociales, laborales y personales.
Fuentes:
Trastorno neurológico funcional o trastorno de conversión. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/conversion-disorder/symptoms-causes/syc-20355197
Trastorno obsesivo-compulsivo. Medline Plus. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000929.htm
Trastorno de ansiedad generalizada. Medline Plus. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000917.htm
Trastornos de ansiedad. Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/anxiety/symptoms-causes/syc-20350961