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Rumiación mental: Deja de darle vueltas a lo mismo

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La rumiación mental es un fenómeno psicológico que afecta a muchas personas en distintos momentos de sus vidas. Se refiere a la tendencia de una persona a centrar su atención de manera persistente en pensamientos negativos, preocupaciones o problemas sin llegar a una solución.

Es como darle vueltas incesantes a un tema, sin avanzar ni encontrar una resolución satisfactoria. Este patrón de pensamiento puede convertirse en un ciclo perjudicial que afecte a la salud mental y a nuestro bienestar emocional.

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En este artículo, exploraremos qué es la rumiación mental, cómo identificarla, por qué surgen estos pensamientos persistentes y, lo más importante, cómo dejar de darle vueltas a lo mismo.

¿Qué es ser una persona rumiante?

El término “rumiar” se origina en la biología y se refiere al proceso digestivo de algunos animales, como las vacas y ovejas, que mastican y regurgitan repetidamente su comida para facilitar una mejor digestión. En el ámbito psicológico, la definición de rumiación mental hace referencia al patrón de comportamiento, similar al anterior, pero con pensamientos, donde una persona tiende a volver una y otra vez a los mismos pensamientos, preocupaciones o problemas.

Ser una persona rumiante o tener una mente rumiante implica una tendencia a revivir eventos del pasado, preocuparse en exceso por el futuro o centrarse en aspectos negativos de su vida, incluso cuando no hay una amenaza inminente. Estos pensamientos suelen ser intrusivos y difíciles de controlar, lo que puede llevar a una experiencia persistente de malestar emocional.

¿Por qué rumiamos pensamientos?

La rumiación mental puede tener múltiples causas y suele estar relacionada con factores emocionales y psicológicos. A continuación, se detallan algunas de las razones comunes por las cuales las personas pueden rumiar pensamientos:

  1. Ansiedad: las personas ansiosas tienden a preocuparse en exceso por eventos futuros, imaginando posibles escenarios negativos. La rumiación, en este caso, puede ser una forma de intentar controlar o prever situaciones temidas.
  2. Depresión: personas con depresión a menudo tienden a rumiar sobre pensamientos negativos relacionados con sí mismas, sus vidas y el futuro. La rumiación depresiva puede contribuir al mantenimiento de estados de ánimo bajos y dificultar la salida de la espiral negativa.
  3. Perfeccionismo: aquellas personas que tienen estándares muy altos para sí mismas y temen cometer errores pueden caer en la rumiación como una forma de autocrítica constante. La preocupación por no cumplir con expectativas elevadas puede llevar a pensamientos obsesivos.
  4. Estrés postraumático: individuos que han experimentado eventos traumáticos pueden rumiar pensamientos relacionados con esas experiencias. La repetición de recuerdos intrusivos puede ser parte de la respuesta emocional al trauma y contribuir a la persistencia de los síntomas de estrés postraumático.
  5. Dificultades en la regulación emocional: las personas que tienen dificultades para manejar sus emociones pueden recurrir a la rumiación como una forma de procesar o evitar ciertos sentimientos. En lugar de afrontar y resolver emociones, la rumiación proporciona una vía para mantenerse enfocado en pensamientos recurrentes.
  6. Incapacidad para resolver problemas: algunas personas pueden rumiar porque están tratando de resolver problemas o dilemas en sus vidas. Sin embargo, si esta reflexión no conduce a soluciones prácticas, puede convertirse en un patrón ineficaz y perjudicial.

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Síntomas del síndrome de rumiación mental

Los síntomas del síndrome de rumiación mental incluyen la presencia persistente de pensamientos intrusivos, dificultad para concentrarse en otras tareas debido a la rumiación, y un impacto negativo en el estado de ánimo general. Los síntomas del síndrome de rumiación mental pueden variar, pero algunos de los signos comunes incluyen:

  • Pensamientos repetitivos: la persona se encuentra atrapada en un ciclo de pensamientos persistentes y negativos que vuelven una y otra vez, sin llegar a una resolución.
  • Preocupación constante: existe una preocupación por eventos pasados, errores cometidos o situaciones problemáticas, lo que puede afectar el bienestar emocional.
  • Dificultad para dejar ir: encuentra difícil dejar ir pensamientos y preocupaciones, incluso cuando intenta conscientemente distraerse o enfocarse en otras cosas.
  • Impacto en el estado de ánimo: la rumiación mental a menudo está asociada con estados de ánimo negativos, como la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad.
  • Dificultad para concentrarse: puede tener un efecto sobre la capacidad de concentración y rendimiento en tareas cotidianas.
  • Problemas de sueño: las personas con síndrome de rumiación mental pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantener un sueño reparador debido a los pensamientos recurrentes, suele derivar en insomnio.
  • Aislamiento social: la tendencia a rumiar constantemente sobre problemas puede llevar a la retirada social y la falta de participación en actividades sociales.
  • Impacto en la autoestima: la rumiación constante sobre eventos negativos puede afectar negativamente la autoestima y la autoimagen.

¿Cómo dejar de tener pensamientos negativos y obsesivos?

Dejar de tener pensamientos negativos y obsesivos requiere práctica y enfoque. Estrategias como la atención plena, la reestructuración cognitiva y el establecimiento de límites mentales pueden ayudar a interrumpir el ciclo de rumiación.

Aquí te muestro algunas sugerencias que podrían ayudarte:

  • Conciencia y aceptación: reconoce y acepta tus pensamientos negativos en lugar de resistirte a ellos. La aceptación no implica aprobación, pero aceptar que tienes estos pensamientos puede ser el primer paso para abordarlos.
  • Mindfulness: practica la atención plena para mantenerte en el presente. El mindfulness te ayuda a observar tus pensamientos sin juzgarlos y a redirigir tu atención al momento presente.
  • Cambio de perspectiva: cuestiona tus pensamientos negativos y obsesivos. Pregúntate si realmente son precisos o si estás exagerando la situación. Intenta ver las cosas desde una perspectiva más equilibrada y objetiva.
  • Manejo de pensamientos automáticos: identifica pensamientos automáticos negativos y obsesivos y trabaja en cambiarlos. Pregúntate a ti mismo si hay evidencia que respalde o refute esos pensamientos.
  • Establecimiento de límites de tiempo: dedica un tiempo específico para preocuparte o reflexionar sobre pensamientos negativos. Después, comprométete a dejar esos pensamientos durante el resto del día.
  • Distrae tu mente: cuando te encuentres atrapado en pensamientos negativos, busca actividades que te interesen y te distraigan. La distracción puede ayudar a romper el ciclo de rumiación.
  • Desarrollo de habilidades de afrontamiento: aprende técnicas de afrontamiento efectivas, como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la visualización positiva. Estas técnicas pueden ayudarte a calmar la mente.
  • Práctica de la gratitud: enfócate en aspectos positivos de tu vida y practica la gratitud. Puedes llevar un diario de gratitud donde anotes cosas por las que te sientas agradecido.
  • Apoyo social: comparte tus pensamientos con amigos cercanos o familiares en quienes confíes. A veces, hablar sobre tus preocupaciones puede aliviar la carga emocional.
  • Búsqueda de ayuda profesional: si encuentras difícil manejar tus pensamientos negativos y obsesivos por ti mismo, considera buscar la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta. Con el cuadro médico de Aegon tendrás acceso a los especialistas más cercanos.

Cambiar patrones de pensamiento lleva tiempo y práctica constante. Aunque estas estrategias pueden ser útiles, cada persona es única, y puede ser beneficioso ajustar estas sugerencias según tus necesidades y circunstancias específicas.

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¿Cómo salir de un bucle de pensamientos negativos?

Salir de un bucle de pensamientos negativos implica tomar conciencia de los patrones de rumiación y utilizar técnicas específicas para cambiar la dirección de los pensamientos. La distracción, la focalización en soluciones y la búsqueda de apoyo son estrategias efectivas. Algunos consejos para romper el bucle mental serían:

  • Practica de la atención plena o mindfulness: como mencionamos antes, aprender a estar presente en el momento puede ayudar a reducir la rumiación.
  • Establecer límites temporales: asignar un tiempo específico para reflexionar sobre preocupaciones y luego dejarlas de lado puede ser útil.
  • Enfocarse en soluciones: cambiar el enfoque de los problemas hacia posibles soluciones puede romper el bucle de pensamientos negativos.
  • Distracción: tener la mente ocupada con algo que te gusta evitará que estés dando vueltas a los problemas.

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¿Cómo curar la rumiación mental?

La psicoterapia, especialmente la terapia cognitivo-conductual, puede ser eficaz para cambiar patrones de pensamiento y desarrollar habilidades de afrontamiento. Esta ayuda a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos, reestructurando cogniciones disfuncionales y promoviendo habilidades de afrontamiento más saludables.

Otras estrategias que podrían ayudarte a curar la rumiación mental pueden ser:

  • Desarrollo de habilidades de afrontamiento: aprende y practica técnicas de afrontamiento efectivas, como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la visualización positiva. Estas herramientas pueden ayudarte a manejar el estrés y la ansiedad asociados con la rumiación.
  • Ejercicio regular: la actividad física regular no solo beneficia al cuerpo, sino que también tiene efectos positivos y beneficios sobre nuestro cerebro y salud mental. El ejercicio libera endorfinas, que pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo y reducir la rumiación.
  • Trabajo en la autoestima: trabaja en mejorar tu autoestima y desarrollar una actitud más positiva hacia ti mismo. La terapia puede ser útil en este aspecto, pero también puedes comenzar identificando y desafiando pensamientos autocríticos.
  • Limitación de la exposición a desencadenantes: identifica situaciones o estímulos que desencadenan la rumiación y trata de limitar tu exposición a ellos. Esto puede ayudar a interrumpir el ciclo de pensamientos negativos.
  • Apoyo social: comparte tus pensamientos y sentimientos con amigos, familiares o profesionales de la salud mental. El apoyo social puede proporcionar perspectivas externas y ayudarte a sentirte menos aislado.
  • Consulta con un profesional de la salud mental: si la rumiación persiste y afecta significativamente tu calidad de vida, considera buscar la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra. Pueden ofrecer orientación y tratamiento personalizado.
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Ejemplos de rumiación psicológica

Para poder ilustrar el tema de la rumiación psicológica, te presento algunos ejemplos:

  • Reproches constantes por decisiones pasadas: una persona podría rumiar sobre una decisión laboral que tomó hace años, convenciéndose repetidamente de que fue un error. A pesar de que la decisión ya no se puede cambiar, sigue obsesionándose con sus posibles consecuencias negativas.
  • Preocupación obsesiva por el futuro: un estudiante universitario podría pasar horas pensando en el futuro, preocupándose intensamente por su desempeño académico y temiendo lo que podría suceder si no alcanza sus expectativas. Esta preocupación constante puede interferir en su capacidad para concentrarse en el presente y disfrutar de su experiencia universitaria.
  • Comparación constante con otros: una persona que constantemente se compara con sus amigos podría rumiar sobre sus propias percepciones de insuficiencia. Podría centrarse en las aparentes fortalezas de los demás, ignorando sus propios logros y generando sentimientos de baja autoestima.
  • Reflexiones obsesivas sobre interacciones sociales: después de participar en una reunión social, alguien podría rumiar sobre cada palabra que dijo, preocupándose por si las demás personas lo juzgaron o malinterpretaron. Este tipo de rumiación social puede afectar la autoconfianza y la disposición para participar en futuras interacciones sociales.
  • Autocrítica constante sobre la apariencia física: una persona obsesionada con su apariencia física podría pasar horas rumiando sobre pequeñas imperfecciones, comparándose con estándares poco realistas de belleza. Esta rumiación constante puede contribuir a problemas de imagen corporal y afectar la salud mental.
  • Repetición de pensamientos intrusivos traumáticos: después de haber experimentado un evento traumático, una persona podría verse atrapada en la rumiación constante de recuerdos perturbadores. Estos pensamientos intrusivos pueden afectar negativamente el bienestar emocional y dificultar la recuperación del trauma.
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En conclusión, la rumiación mental es un problema común, pero abordarla es posible con estrategias adecuadas.

Al desarrollar habilidades de afrontamiento y cambiar patrones de pensamiento, es posible dejar de darle vueltas a lo mismo y avanzar hacia una mente más equilibrada y saludable. Una mente más saludable es lo que pretende ayudarnos a conseguir la Organización Mundial de la Salud en su artículo salud mental: fortalecer nuestra respuesta.

Si alguien experimenta estos síntomas de manera significativa y persistente, es recomendable buscar ayuda profesional, ya que la intervención psicológica puede ser beneficiosa para abordar este tipo de patrón de pensamiento.

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Psicóloga
Mi LinkedIn

Licenciada en Psicología, Máster en Trastornos Postraumáticos, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales, Experta en Psicología de Emergencias y Catástrofes por el Consejo General de la Psicología de España, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Psicología Aplicada a Desastres, Urgencias y Emergencias (SEPADEM), Coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias, y Vicepresidenta de la Federación Internacional de Psicología en Emergencias (FIPE-IFEP). Más de 20 años de experiencia en asesoramiento psicológico e impartición de actividades formativas presenciales y online.